De camino al instituto, mi hijo de 14 años se da cuenta de que ha olvidado hacer los deberes de Biología."¿Era algo importante?", le pregunto, temiéndome lo peor."No, qué va", me responde. "Lo típico, unas preguntas del libro. Nada importante".
La anécdota la cuenta Will Richardson para ejemplificar la poca importancia que tiene para los estudiantes el trabajo que realizan en la Escuela (Instituto, Universidad...).
Cualquiera que tenga hijos en edad escolar habrá notado el escaso interés que demuestran por el trabajo de clase, más allá de querer aprobar o sacar buena nota. Esto último no demuestra interés en la tarea, simplemente es un medio (o un obstáculo a superar) para conseguir un objetivo: la calificación, o la titulación, en última instancia. Por eso es tan recurrente la pregunta "¿esto cuenta para nota?".
El trabajo puede resultar significativo si tiene repercusión fuera de las paredes del aula, si va más allá de intercambiar un papel (o un documento digital) con el profesor. Una tarea que tiene relevancia en el mundo es un trabajo importante para el que lo lleva a cabo.
Si en la clase de Lengua vamos a elaborar una ruta literaria por nuestro pueblo (o geolocalizar los rincones más interesantes utilizando poemas) enlazando vídeos en Google Maps, la actividad será más relevante si podemos incluirla en la página que Wikipedia dedica a nuestra localidad, o en la página del Ayuntamiento (porque resultará útil a otras personas).
Si montamos un programa de radio es para que salga al aire, para que se emita. Ese trabajo tiene una incidencia fuera del aula, entre las personas que lo pueden escuchar, y eso crea mayor compromiso con la tarea.
Podríamos pensar en otro muchos trabajos que "importan", que son los que de verdad producen aprendizaje en todos los que participan (incluido el docente).
El papel de la institución educativa, si es que tiene alguno, es buscar el talento en cada una de las personas que acuden a ella. No se trata de un lugar en el que se transmiten datos. Nadie necesita hoy día asistir aclases para recibir información. Sin embargo, ayudar a desarrollar el talento, a formar parte de un equipo, a darle sentido a la información y a discernir lo importante de lo accesorio, a participar en sociedad con espíritu crítico...esos saberes son los que deben formar parte de nuestro trabajo en la Escuela.
Si la respuesta de los estudiantes ante las tareas que les proponemos es"nada importante" (y no me refiero a la nota), entonces nos estamos equivocando.
Para hablarnos de todo esto nos visitó esta semana David Álvarez(@balhisay).
Además de hacernos una propuesta de trabajo, nos habló de talento, de aprendizaje, de identidad digital, y sobre todo de felicidad. De cosas que importan.
Entresacado del blog "Saca la lengua", de Aitor Lázpita
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