martes, 11 de septiembre de 2012

Las ganas de aprender no encuentran obstáculo: los "niños del cable" en Colombia

Es una historia conmovedora sobre como unos niños campesinos de muy bajos recursos deben "arriesgar" su vida todos los dias para poder ir a estudiar.


Interesante vídeo para los niños y jóvenes que no estan motivados para ir a la escuela. Sí, es habitual que nuestros menores al ser despertados por las mañanas, no muestren demasiado interés por acudir a sus centros educativos; hay que estar permanentemente añadiendo motivaciones extra e incentivos de toda clase. Sin embargo, hay un grupos de alumnos colombianos, los niños del cable, que saltan todas las mañanas de la cama deseosos de marchar a clase:



Esta cronica fue realizada por Guillermo Larrota "Pirry" para el Canal RCN de Colombia.
Cuenta la historia de unos niños que viven a menos de 2 horas de la capital de Colombia, Bogotá y que para ir a estudiar tienen que arriesgar sus vidas diariamente por ir al colegio. Prácticamente estos chiquitos, tienen que pasar por un cable de 800 metros de largo y 200 metros de altura con nada mas que arneses improvisados, una polea oxidada y un rústico freno de mano.


Esta fué de las primeras crónicas del “Pirry”, la cual le abrió las puertas para los grandes documentales realizados por el, que hoy muchos conocemos y han sido premiados en todo el mundo.


El presentador que abre el programa es Luis Eduardo Diaz, un humilde lustrabotas que llegó a ser consejal de Bogota.





Daisy, Claudia, Jamir y Jhon Freddy tienen edades que oscilan entre los 7 y 11 años de edad y son catalogados “los niños del cable”. No precisamente porque pasen todo el día viendo “Discovery Kids”, sino porque para llegar a su escuelita rural tienen que descender por un cable de acero, en un trayecto de 800 metros de largo, a una altura de 200 metros, solo con la ayuda de unas desgastadas poleas y unas improvisadas y poco resistentes cuerdas. El descenso a toda velocidad dura entre 30 y 40 segundos y al llegar al final del cable frenan con una horqueta de palo. Para regresar a casa después de clases deben subir un cerro y volver por otro cable que los lleva de nuevo al puente. Obviamente estos niños no tienen la más mínima conciencia del peligro que corren diariamente al hacer ese recorrido sin los equipos necesarios, o por lo menos , el deseo de aprender les hace obviar (con algún tipo de valentía sobrenatural) el hecho de que si se rompe la cuerda que los sujeta, o si se tranca la polea, pueden caer al vacío.

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