miércoles, 10 de febrero de 2016

La esclavitud sexual de los niños refugiados engorda el PIB de Europa

Hace rato dejó de ser un secreto para la UE que los países miembros del bloque calculan el Producto Interno Bruto (PIB) de sus respectivas economías bajo el método que involucra al creciente y lucrativo mercado “ilegal” o “criminal”.

Por si no fuera suficiente el drama humanitario que padecen los centenares de miles de refugiados sirios, iraquíes y libios, quienes se han visto obligado a escapar de la guerra promovida por occidente en sus países, para desafiar la muerte en el mediterráneo, las bajas temperaturas caminando extensos territorios europeos para intentar buscar refugio en Alemania con la promesa de que podrán vender su fuerza de trabajo a un costo muy, pero muy bajo, hoy, los medios de información europeos han terminado por reconocer un nuevo drama.

De acuerdo con la Oficina Europea de Policía (Europol), unos 270.000 niños refugiados llegaron a Europa en 2015. Decenas de miles de estos menores no iban acompañados por adultos, y desaparecieron. Como consecuencia, el bloque de 28 naciones se ha mostrado preocupado por su futuro, puesto que estos podrían haberse convertido en víctimas de traficantes de personas, informa ‘The Guardian’.

De la misma manera, los servicios de inteligencia de la cruel y cada día más despiadada y racista Unión Europea (UE) han reconocido la noticia advirtiendo que las mafias del viejo y “civilizado” continente buscan a menores de edad para trabajo sexual y esclavitud en esos países.

Según jefe de personal de Europol, Brian Donald, hay evidencias de que estos niños fueron explotados sexualmente por pandillas vinculadas a la trata de personas, aunque no todos sufrieron de actividad delictiva. Reconocía Donald “no es descabellado decir que se trata de más de 10.000 niños. No todos ellos habrán sido abusados; algunos podrían haber sido devueltos a sus familiares. Simplemente no sabemos dónde están, qué hacen o con quién están” y agregó que los abusos no sucedieron “en medio de los bosques”, sino en ciudades y zonas urbanizadas.

La espantosa cifra de 10 mil niños refugiados perdidos en Europa no puede ser ocultada por nadie, así como la complicidad oficial tampoco puede ser silenciada. Los mismos medios aseguran que los pobres se irán incorporando al creciente mercado “laboral” más lucrativo de Europa que fuese legalizado recientemente por los miembros de la zona Euro: la llamada economía criminal que hoy reportan legalmente al PIB de Europa.

Hace rato dejó de ser un secreto para la UE que los países miembros del bloque calculan el Producto Interno Bruto (PIB) de sus respectivas economías bajo el método que involucra al creciente y lucrativo mercado “ilegal” o “criminal”. En el llamado “primer mundo” ha sido legalizado la esclavitud sexual, la prostitución y las drogas, y muchos inversiones se destinan para ese sector.

“En 2012, el Banco de Italia cifró el valor de lo que denomina “economía criminal” en 10,9% del PIB. Hace dos semanas, la Oficina de Estadísticas Nacionales de Reino Unido (ONS) informó que la prostitución, el tráfico de drogas y el contrabando suponen unos 12.300 millones de euros de la riqueza nacional, es decir, un 0,6% de su PIB. Y esta semana, España y Portugal también entregaron sus estimaciones. Así, el Instituto de Nacional de Estadística español (INE) calculó que el PIB aumentará entre un 2,7% y un 4,5 % (entre 27.000 y 45.000 millones de euros) incluyendo las actividades ilegales. En tanto, los responsables del INE portugués explicaron que este tipo de negocios elevan en un 0,4% el PIB nacional, o sea, unos 700 millones de euros”.

Acaso, ¿es descabellado creer que los 10 mil niños están destinados para engrosar el PIB de esos países?

Mientras los medios europeos tratan de resaltar aquellas noticias que sólo hablan de abusos sexuales cometidos por pandillas de refugiados, y los partidos de extrema derecha aprovechan las mismas noticias para promover la xenofobia en la población europea, la suerte de los refugiados está echada al abismo. La xenofobia, la muerte de los refugiados en el Mediterráneo, la esclavitud laboral y la esclavitud sexual de los menores parece no importar a nadie en el norte.

Por Basem Tajeldine y Laila Tajeldine. En Kaosenlared

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