viernes, 12 de mayo de 2017

Más sobre las "Escuelas de la Segunda Oportunidad"


Los centros de segunda oportunidad tienen la difícil tarea de conseguir que quienes no pudieron adaptarse al molde del sistema educativo alcancen cierto grado de cualificación. Hablamos con Ignacio Vázquez, vicepresidente de la Asociación de Escuelas de Segunda Oportunidad.


Ignacio Vázquez trabajaba en una consultoría. Le iba bien. Pero algo no acaba de satisfacerle. Un día, hace 18 años ya, se lió la manta a la cabeza y decidió dar un giro total a su vida. Entró en el mundo de la educación dispuesto a ayudar a gente con problemas. Hoy es director general de la Fundación Proyecto Don Bosco y vicepresidente de la joven Asociación de Escuelas de Segunda Oportunidad (E2O), un grupo de centros y fundaciones que acogen a ninis e intentan darles la opción de encarrilar su vida.

¿Qué son las escuelas de segunda oportunidad?

Son una respuesta integral a jóvenes de entre 15 y 29 años para los que, dicho de una manera sencilla, la escuela reglada ya no es la respuesta. Son chicos y chicas que han acabado su itinerario educativo sin haber titulado y, por tanto, sin haber recorrido íntegramente el recorrido que la escuela les ofrece. Nosotros los rescatamos y les damos esta segunda oportunidad. No solo para que puedan completar su currículum, que en algunos casos es así para que puedan volver al sistema reglado, sino también para formarlos y capacitarlos de alguna manera para integrarse en el mundo laboral. Hoy día, una persona que abandona el sistema educativo sin ninguna titulación está abocado a no poder trabajar o tener una difícil integración en el mundo del trabajo.

¿Trabajáis con jóvenes de 15 años? A esa edad deberían seguir en el sistema reglado…

En diferentes comunidades autónomas ya existen medidas de compensación educativas a partir de los 15 años para aquellos chicos que se prevé ya que no tendrán éxito en el sistema educativo. El trabajo que se hace entra dentro del sistema reglado porque, efectivamente, deben estar escolarizados. Pero son las unidades de escolarización compartida, por ejemplo de Cataluña, o las aulas de compensación educativa de Andalucía. Hay muchas figuras.

¿En qué consiste su trabajo, específicamente? ¿Dan cursos, títulos?

Lo primero que se hace es la acogida del chico y su integración. Se hacen itinerarios personales. Es un trabajo artesanal y muy individualizado. Se traza un itinerario de futuro que pueda llegar al éxito. En algunos casos, pasará por una formación, reglada incluso, como una FP Básica o de grado medio; en otros, hablamos de cursos con certificados de profesionalidad, ya fuera del sistema reglado. También hay acciones formativas preparatorias, como unas prácticas laborales. Nuestras entidades se caracterizan porque tienen una oferta muy variada de itinerarios entre los que elegir. Quienes puedan hacer un itinerario más largo porque sus circunstancias personales se lo permiten, intentaremos que hagan el más largo posible para que sus posibilidades de éxito aumenten. Pero hay muchos casos de personas que tienen un problema de vivienda, económico, etc., y con ellas la urgencia de inserción laboral. Se les plantean itinerarios más cortos que conduzcan rápidamente a la inserción en el mercado de trabajo.

¿Con cuántos chicos trabaja las E2O?

Las entidades que estamos asociadas (18 socios, probablemente no tenemos el mapa completo de escuelas de segunda oportunidad) tenemos unos 6.500 chicos y chicas anualmente, con unos 5.000.000 de horas de formación anual. La tasa de abandono escolar temprano en España ronda el 19%, por lo que parece que la población [susceptible de entrar en las E2O] es mucho mayor, sin duda. Muchos chicos abandonan el sistema educativo reglado, pero por sí mismos, sus familias o sus redes tienen opciones de reengancharse al mundo laboral. Nosotros nos dedicamos a quienes, además, se encuentran en situación de riesg porque viven en una zona de exclusión social, porque están solos, no tienen familias, son inmigrantes…

¿Qué características tienen? 

Estaríamos hablando de lo que habitualmente se consideran ninis pero que, además de no estudiar y no trabajar, están condicionados por una situación de exclusión, de desventaja social, por tener redes familiares frágiles o inexistentes o por una fragilidad económica.

¿Qué hacéis diferente? Supongo que no podéis ofrecerles lo mismo que donde han fracasado con ellos. ¿Cómo convences a estos chicos de que estudien?

Hay varias características fundamentales. Hacemos itinerarios individualizados. La escuela reglada tiene un molde, porque debe conseguir determinados estándares. Y eso debe hacerse en un marco donde hay un camino único, que es al que accede el 90% de la población. Nosotros, para poder llegar al otro porcentaje, tenemos que hacer itinerarios diferentes. Lo primero es la individualización. El chico no viene a ver qué le ofertamos, nosotros le ofertamos lo que el chico puede aceptar y hacer con su vida.

La segunda cuestión es la centralidad del alumnado. Todo su proceso educativo gira en torno a su situación global. No podemos ofrecer exclusivamente un curso a alguien cuyo problema es que no sabe dónde va a dormir hoy o qué va a comer. Primero hay que ver el enfoque integral, atender todas sus situaciones y, una vez que se ha dignificado su vida, es posible que pueda seguir un itinerario. Esto la escuela no lo puede hacer porque no tiene recursos. Muchas veces la causa del fracaso es que tiene una mochila muy grande con un montón de dificultades o desventajas que hace que no pueda seguir el ritmo de los demás.

La tercera característica es que, con nosotros, empiezan a experimentar, posiblemente por primera vez en su vida, la posibilidad del éxito. Están muy estigmatizados por su trayectoria. Posiblemente han sido disruptivos, expulsados y su trayectoria vital, aunque corta, es de exclusión y fracaso. Y con nosotros ven que son capaces de aprobar módulos, que pueden sacarse la ESO, pueden estar en un ciclo, aprobar cursos, aprender un oficio en el que son buenos… Cuando una persona experimenta la posibilidad del éxito, de ahí surge una motivación grandísima. Obviamente, también tenemos fracaso.

¿Cuánto?

Es difícil de cuantificar. Tenemos una tasa de inserción laboral del 30%, que me parece que está muy bien teniendo en cuenta quiénes son los chicos. Tendremos también un 30% de tasa de retorno al sistema educativo, que también es nuestro objetivo.

¿Segunda oportunidad quiere decir última oportunidad?

No lo creo. De hecho, para muchos somos la primera oportunidad, porque la escuela reglada no lo ha sido. No es una crítica a la escuela reglada, realmente no ha podido ser la oportunidad para ellos. En otros casos podemos ser la tercera, cuarta o quinta.

La labor que hacen las escuelas de segunda oportunidad, ¿no debería hacerla el Estado?

Entendemos que lo que hacemos es un servicio público. Se enmarca en el derecho de los ciudadanos a poder integrarse en la sociedad, tener una cualificación para insertarse en el mundo del trabajo y tener un empleo digno. En ese sentido, entendemos que la Administración tiene algo que decir en esto. Pero no quiere decir que lo tenga que hacer la administración, puede hacerlo en colaboración con entidades privadas. En última instancia, lo ideal sería que no tuvieran que existir las escuelas de segunda oportunidad porque la escuela condujera al éxito al 100% de los chicos. Pero esto es un ideal utópico que cumplir, siempre habrá chicos y chicas que no entren en el molde. No somos antagonistas al sistema educativo reglado, más bien creemos que somos una respuesta complementaria, necesaria según nuestro criterio. No se basa en el fracaso del sistema educativo; nuestra respuesta es una respuesta diferente para chicos diferentes. Juntos podemos complementarnos.

¿Cómo se financian estas escuelas?

De una manera muy artesanal, haciendo un puzzle de diferentes financiaciones. Nosotros tenemos que relacionarnos con los organismos de empleo, educación, servicios sociales, etc. Pero cada uno de estos departamentos mira al chico desde su perspectiva, no integralmente. Nosotros cubrimos ese espacio. Esto hace que nuestra financiación sea artesanal, construida a partir de convenios, cursos, resoluciones, que muchas veces no coinciden en el tiempo. Tienen intervalos entre ellas, parones. Esto hace que la respuesta integral sea mucho más difícil de dar. Lo que queremos, y estamos hablando con la administración de ello, es trasladar esta problemática integral para que la respuesta sea integral. En Francia, por ejemplo, existe la figura de la escuela de segunda oportunidad y la administración financia el 30% de los gastos de las escuelas que estén certificadas.

¿Cómo se relacionan con las empresas? ¿Son parte activa del proceso o más bien una salida al final del mismo?

La relación con las empresas es muy importante para nosotros. Dentro de las escuelas, existe un sector empresarial. De hecho, en este encuentro se ha incorporado el primer socio del sector empresarial, que es la Fundación Orange. Entendemos que es una parte importante, pero no es la desembocadura de nuestro trabajo. Forma parte del diseño del itinerario que hacemos con los chicos. Para nosotros, las empresas -no todas- que están en sintonía con nuestro sistema son cómplices y entran en el diseño del itinerario y de las posibilidades de inserción futura. La empresa es un aliado importante en la posibilidad de éxito de muchos de nuestros chicos. Hay formación a la carta, diseño conjunto de determinadas acciones formativas, una colaboración de las prácticas no laborales, en la inserción, en el seguimiento que hacemos de los chicos una vez integrados.

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