Los menores llevan mucho tiempo en el punto de mira de las empresas. Su poder adquisitivo, pero sobre todo su capacidad de decisión en el consumo familiar les convierte en uno de los sectores más perseguidos por el marketing. Las empresas saben que este segmento de población formado por 4,3 millones de individuos decide e influye en el 70% de las compras familiares. Y en cuanto al dinero del que disponen personalmente (libre de la factura del móvil y de la ropa), también lo tienen calculado. Estamos hablando de unos 900 millones de euros al año. Los jóvenes son el gran negocio de la telefonía móvil, Internet, los videojuegos (facturaron sólo en 2008, 674 millones de euros), representan el 10% de todo el mercado textil (donde gastan la mitad de su presupuesto), de la industria discográfica, editorial y el cine.
¿Será por eso que están tan preocupados por su “educación”?
Revista Autogestión nº 82
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