HRW (derechos humanos) ha señalado el 20 de diciembre desde Goma que oficiales del ejército congoleño actuando autónomamente y diversos grupos armados están enrolando y entrenando a centenares de muchachos, tratando de engordar sus efectivos. Esta oleada de reclutamientos forzosos podría augurar un eventual hundimiento del proceso de paz en el este de la RDC
HRW ha interrogado a decenas de muchachos reclutados que han logrado escapar, a profesores, a dirigentes locales, que han descrito el reclutamiento forzoso de unos 1.000 jóvenes desde septiembre; al menos 261 tenían menos de 18 años y varios han sido enrolados tras haber escapado o haber sido desmovilizados.
“Los grupos armados vienen a buscar a estos muchachos en las casas, escuelas o en el campo y los obligan a combatir”, ha afirmado Anneke Van Woudenberg, investigadora de la división de África de HRW. “El gobierno congoleño debería hacer cesar urgentemente estos reclutamiento y llevar ante la justicia a los responsables”.
Reclutamiento por antiguos rebeldes.
Según los testimonios recogidos por HRW, el general de las FARDC y antiguo rebelde Bosco Ntaganda y algunos oficiales, entre ellos el teniente-coronel Innocent Zimurinda y el coronel Ngadure, serían los responsables de estos reclutamientos forzados en los últimos meses en las provincias de Kivu Norte y Sur.
Ntaganda era el jefe militar del Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP), antiguo grupo apoyado por Ruanda, que combatió contra ejército congoleño. En enero de 2009, tras el acuerdo entre los presidentes congoleño y ruandés, el CNDP aceptó poner término a su rebelión e integrarse en el ejército congoleño. Ahora bien, la integración de antiguos enemigos en el ejército regular ha sido una permanente fuente de tensiones.
Ntaganda, oficialmente miembro del ejército congoleño, sigue dirigiendo paralelamente una cadena de mando independiente de la jerarquía militar del ejército nacional. Antiguas unidades del CNDP se han retirado del proceso de integración y nuevos reclutas son enrolados por las fuerzas paralelas comandadas por Ntaganda. Un joven de 17 años, reclutado a la fuerza pero que logró escapar, ha declarado que le habían dicho que iba a unirse al ejército de Ntaganda y que los oficiales afirmaban que “no atacarían al ejército gubernamental hasta que Ntaganda no diera la orden; en cuanto Ntaganda dé la orden de comenzar la guerra, ésta comenzará; pero por ahora nosotros esperamos”.
Varios testigos interrogados por HRW han afirmado que a principios de octubre, en las zonas de Ufamundu y Ziralo fueron invitados por antiguos mandos del CNDP a participar en siete reuniones, bajo el pretexto de que se iban a tratar asuntos relacionados con el desarrollo. Enseguida se percataron de que estos encuentros eran para enrolarlos en el CNDP. Se les prometió un salario de 60$ a cada uno y, «una vez ganada la guerra», diversas ventajas.
A mediados de noviembre, en Kitchanga, oficiales bajo el mando de Zimirunda, se dirigieron a los centros escolares para establecer una lista de muchachos comprendidos entre 15 y 20 años. Semanas después, soldados fieles a Ntaganda secuestraron a jóvenes que estaban en las aulas, en el campo o que caminaban a la escuela. En Charamba, el 15 de noviembre, fueron siete los jóvenes secuestrados cuando jugaban al fútbol. Nada se sabe de ellos desde ese día.
Los que se resisten arriesgan sufrir graves represalias o incluso la muerte. El 23 de noviembre, en Burungu, un joven de 22 años que intentaba escapar fue abatido. Otros han sido golpeados o encarcelados. Es la razón por la que numerosos jóvenes se han escondido en la selva o han huido a la ciudad.
Las investigaciones efectuadas por HRW concluyen que los responsables de estos reclutamientos son antiguos oficiales del CNDP, próximos a Bosco Ntaganda. Este general ya estuvo implicado en el reclutamiento forzoso y entrenamiento de niños y jóvenes. En 2006, la CPI emitió un mandato de arresto internacional contra él por los crímenes cometidos en Ituri. El gobierno congoleño ha rechazado ejecutar este mandato, con el pretexto de que su detención sería negativa para el proceso de paz del este del Congo. “Es chocante que un individuo buscado por la CPI pueda seguir cometiendo los mismos crímenes por los que se le acusa”, ha declarado Anneke Van Woudenberg. “El gobierno congoleño debería, además de parar el reclutamiento ilegal de muchachos, detener a Ntaganda inmediatamente, en vez de refugiarse en el pretexto de que este hombre sería indispensable en el proceso de pacificación”.
Reclutamiento por parte de las FDLR y otros grupos armados
HRW ha reunido pruebas de reclutamiento forzado de muchachos por parte de las FDLR y otros grupos armados. Ha cifrado en 83 los niños congoleños reclutados recientemente, algunos de ellos de 14 años. Varios ya habían formado parte de las FDLR, se habían escapado y fueron enrolados de nuevos cuando estaban ya con sus familias. Un joven de 17 años, interrogado por HRW, ha declarado que desde que tenía 7 años estaba con las FDLR; que en agosto logró escapar y que posteriormente fue nuevamente reclutado y que ha logrado escapar otra vez. “Me atraparon cuando regresaba a casa, me ataron y me encarcelaron. Tres días después me dieron un uniforme y un arma. Logré escapar cuando me habían enviado a robar una cabra yo solo. Todavía hay muchos niños en las filas de las FDLR. Se quieren marchar, pero tienen miedo”.
Varios grupos armados locales, conocidos como Maï Maï, que no participan en el proceso de integración, reclutan también a jóvenes.
Trabajadores encargados de la protección de la infancia han informado a HRW que han aumentado desde hace unos meses los casos de muchachos que han vuelto a ser reclutados por la fuerza. Tras haber sido desmovilizados; han podido detectar 103 casos desde septiembre.
Antiguos rebeldes, ahora integrados en el ejército oficial, han ocultado en sus filas a niños-soldado. Según el último informe de los expertos de la ONU, casi dos tercios de los soldados del ejército congoleño que está implicado en operaciones conjuntas con la ONU no ha podido ser examinado por los agentes encargados de la protección de la infancia, cuando éstos agentes trataban de verificar que ningún niño formaba parte de las operaciones militares.
“Los grupos armados y los intrusos en el ejército congoleño apuntan sin descanso hacia los muchachos forzándolos e integrándolos en el ejército”, ha sostenido Anneke Van Woudenberg. “Estos niños necesitan ser protegidos por su gobierno y por los cascos azules”.
Traducido por Ramón Arozarena.
Autor: A partir de un comunicado de Human Rights Watch- Fecha: 2011-02-22
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