Los hijos de los inmigrantes recién llegados corren más riesgo de sufrir segregación y de acabar en las escuelas con menos recursos, lo que incide en la obtención de unos resultados insuficientes y eleva la probabilidad de que abandonen prematuramente los estudios.
Así lo recoge un estudio encargado por la Comisión Europea al Instituto de Política y Gestión Públicas de Lituania. En él se examinan las políticas nacionales de apoyo a los niños inmigrantes recién llegados en quince países con importantes flujos de inmigración reciente: Alemania, Austria, Bélgica (Flandes), Chequia, Chipre, Dinamarca, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Noruega, los Países Bajos, Suecia y el Reino Unido.
El informe concluye que los estados miembros de la Unión Europea (UE) deberían apoyar específicamente la educación de los hijos de los inmigrantes, con profesores especializados y una implicación sistemática de los padres y las comunidades para mejorar su integración.
Dinamarca y Suecia, los mejores modelos
Entre los países analizados, destacan Dinamarca y Suecia como los que tienen los mejores modelos, que ofrecen apoyos específicos y un nivel razonable de autonomía de los centros de enseñanza. Los demás países tienden a centrarse en uno solo de estos aspectos, lo que implica que no lograrán mejores resultados en la inclusión de los niños inmigrantes.
El informe subraya la importancia de la autonomía escolar y de un enfoque global para apoyar la educación de los hijos de los nuevos inmigrantes; ello incluye apoyo lingüístico y académico, participación parental y comunitaria, y educación intercultural.
También insta a que las escuelas eviten la segregación y la selección precoz de los alumnos en términos de capacidad, ya que pueden perjudicar a los hijos de los inmigrantes que se están adaptando a un nuevo idioma. Y destaca la necesidad de mejorar el seguimiento y la recogida de estadísticas sobre el acceso, la participación y los resultados de los escolares y estudiantes inmigrantes.
Los resultados del estudio reflejan las estadísticas del Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos (PISA) de la OCDE, que examina las cualificaciones y los conocimientos de los jóvenes de quince años. En 2010, la OCDE observó que, en Europa, el 25,9% de los alumnos nacidos en otro país abandonan la educación o la formación de manera prematura, frente al 13% de los alumnos nacidos en el país.
Por otra parte, en la mayoría de los países, o bien se deja a los centros de enseñanza libres de interpretar directrices nacionales generales sobre la asignación de fondos o bien, por el contrario, no se les da autonomía para encontrar apoyos a las necesidades individuales y ajustar las políticas nacionales a las circunstancias locales.
Cinco sistemas diferentes
Según el informe, existen cinco tipos de sistemas de apoyo a la educación. El modelo de apoyo integral (que se aplica en Dinamarca y Suecia) proporciona un apoyo constante en los ámbitos más pertinentes para la inclusión de los hijos de los inmigrantes recién llegados: lingüístico, académico, participación parental, educación intercultural y entorno propicio al aprendizaje.
El modelo de apoyo no sistemático (Chipre, Grecia e Italia) se caracteriza por un enfoque aleatorio del apoyo prestado. Las medidas no siempre se articulan claramente, carecen de recursos o de una aplicación efectiva. Se deja en gran medida al profesorado, a los padres y a las comunidades locales sin orientaciones claras.
El modelo de apoyo compensatorio (Austria y Bélgica) incluye todos los tipos de medidas de apoyo, con enseñanza continua del idioma del país de acogida, pero con un apoyo académico bastante débil, una separación temprana según la capacidad y una división precoz en grupos de aptitud. Este modelo es compensatorio, ya que aspira a corregir las diferencias en vez de abordar la desventaja inicial.
El modelo de integración (Irlanda) se caracteriza por una cooperación bien desarrollada y por medidas de educación intercultural. Las relaciones entre las escuelas, los padres y la comunidad local son sistemáticas, mientras que el aprendizaje intercultural está bien integrado en los planes de estudio escolares y se fomenta en la vida cotidiana. No se centra en el apoyo lingüístico.
El modelo centralizado de apoyo a la llegada (Francia y Luxemburgo) se centra en la recepción centralizada de los hijos de los inmigrantes y la prestación de apoyo académico. Establece programas de apoyo específico bien desarrollado para los alumnos con problemas, así como apoyo lingüístico y sensibilización parental.
Mayor inversión en educación
En el marco de su estrategia para el crecimiento y el empleo, la UE insta a los estados miembros a invertir más en educación, a fin de consolidar sus economías y ofrecer a los jóvenes las cualificaciones necesarias en el mercado laboral.
Los países de la UE se han comprometido a reducir antes de 2020 la proporción de jóvenes con escasas competencias básicas (lectura, matemáticas, ciencias) y la del abandono escolar. En concreto, el objetivo es que el porcentaje de jóvenes de 15 años con bajo rendimiento en lectura, matemáticas y ciencias sea inferior al 15% de aquí a 2020; que la proporción de abandonos prematuros de la educación y formación sea inferior al 10%, y que el porcentaje de personas de entre 30 y 34 años con enseñanza superior sea de al menos un 40%.
Las cifras netas de la inmigración en Europa se han triplicado desde 1960, por lo que la enseñanza de niños inmigrantes se está convirtiendo en un grave problema. Por ejemplo, en el curso académico 2009-2010 había un 17,6% de alumnos matriculados en las escuelas austriacas cuya primera lengua no era el alemán. En Grecia, el porcentaje de alumnos no autóctonos de la enseñanza primaria y secundaria ha pasado del 7,3% al 12% en los últimos cinco años.
En este sentido, la comisaria europea de Educación, Cultura, Multilingüismo y Juventud, Androulla Vassiliou, ha indicado que “todo niño, cualquiera que sea su procedencia, merece una oportunidad real de educación para adquirir las cualificaciones que precisa en la vida y mejorar sus perspectivas de empleo”, y ha señalado que “Europa debe mejorar sus resultados en esta cuestión y facilitar mayor apoyo a los grupos vulnerables”.
“Tenemos que cambiar el espíritu que aún existe en demasiadas escuelas. Los alumnos que han crecido en el país son los primeros que tienen que adaptarse a los niños inmigrantes. Deben fomentar su acogida, y para ello necesitamos el apoyo parental. Si no actuamos, corremos el riesgo de crear un círculo vicioso, donde la falta de oportunidades da lugar a malos resultados en las escuelas y a un mayor riesgo de desempleo y pobreza”, ha concluido.
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