En la parada del autobús, en el autobús, en la sala de espera del médico, andando por la calle, en el trabajo, en una reunión, en un concierto, a la salida de clase, en el parque, en el ascensor, en una comida, en el baño, en la cocina... Con el móvil a todas partes y a todas horas. Así se puede ver a cada vez un mayor número de personas, y a cada vez más jóvenes. No pueden dejar pasar un minuto sin entrar e facebook, twitter, responder a un whatsApp...
No son pocas las advertencias que se hacen desde algunas organizaciones sobre la necesidad de hacer un buen uso de las nuevas tecnologías porque, en pocas palabras, generan adicción tanto a padres como a hijos. Pero, ¿cuáles son las verdaderas causas? ¿Por qué nos sentimos, en muchos casos, dominados por las redes sociales?
Gustavo Entrala, experto en la materia, cofundador y CEO de la agencia 101, aporta las principales razones por las que enganchan tanto las redes sociales:
—Twitter, facebook... permiten con gran facilidad entrar en contacto con otras personas. Las relaciones que se generan son muy «light», pero basta con apretar un botón para tener «momentazos digitales» y que miles de personas te sigan.
—En las redes sociales solo proyectamos lo positivo: lo bien que nos lo estamos pasando montando a caballo, en la playa, las foto de una buena mariscada... Uno no percibe la verdadera realidad social de las personas porque no se cuentan las desgracias.
—Producen una sensación de gratificación muy rápida. Yo escribo e inmediatamente hay una respuesta. Ese «feedback» produce un estímulo muy positivo. En facebook, por ejemplo, no existe el botón de «no me gusta», lo que implica que los estímulos que uno recibe serán casi siempre positivos.
—El teléfono, el ordenador... son todos ellos dispositivos que nos obedecen. Basta con teclear unas letras y apretar un botón para entrar en la web de ABC, buscar hoteles, información de un tema determinado, hacer una reserva en un restaurante, conseguir imágenes...
—Conllevan un reconocimiento personal. El ser humano, por naturaleza, anhela sentirse querido, interesante, que le miren y observen y ese sentimiento en las redes sociales se obtiene multiplicado por infinito. Si uno ha tenido un mal día y está de bajón, se conecta a las redes y compensa esa frustración con la sensación de popularidad en las redes.
—Al usuario le hace sentirse activo mientras realiza una labor de investigación, busca información, responde mensajes, publica mensajes, fotos... aunque, en realidad, no esté haciendo nada útil de verdad.
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