sábado, 26 de abril de 2014

Un extracto de las ideas de " Carta a una Maestra". Alumnos de la Escuela de Barbiana

Obra publicada en mayo de 1967 bajo el titulo “Lettera a una profesora”, cuyos autores son ocho chicos, muchachos del pueblo, alumnos de la escuela de Barbiana dirigidos por el párroco Lorenzo Milani.

Tal como se resalta en la contraportada es una denuncia contra el fracaso escolar, es decir el fracaso de la escuela con la multitud de chicos que manda a la calle sin ni siquiera el diploma básico obligatorio; y lo que es peor, el fracaso de la escuela con los triunfadores, empollones que lo aprueban todo, pero salen mal educados. Individualistas, trepadores y distraídos con sus asignaturas, sin enterarse apenas de lo que dicen los periódicos ni para que lo dicen, ni de cómo son los contratos del paro y del trabajo.

Como ellos mismos dicen no se ha escrito para los profesores, sino para los padres. Es una invitación para que se organicen. “Los padres mas pobres no se mueven”, “ Si las cosas no marchan, será porque el niño no sirve para los estudios. Lo ha dicho el profesor” (Pág. 49). Pero a pesar de este intento recomendado a los padres, la carta ataca a la maestra (Sra. Spadolini) a la que a su vez tiende la mano, porque, si quiere será la mejor ayuda de los pobres.

El libro consta de tres partes:

- La primera referida a la escuela obligatoria (para niños de 6 a 14 años)

- La segunda referida al Instituto magistral (niños de 15 a 19 años), y

- La tercera, en la que incluyen la documentación utilizada, tablas estadísticas y notas a las mimas, para soportar el contenido de las dos primeras partes.

Para comprender la terminología académica empleada en la obra hay que situarse en el sistema educativo italiano a que se esta refiriendo. Italia confía los cinco primeros cursos de la escuela obligatoria (elemental) a los maestros y maestras tradicionales y los tres siguientes (escuela media) a los licenciados universitarios, llamados profesores, como todos los demás del escalafón académico. Los maestros italianos no se forman como los nuestros en escuelas universitarias, sino en la enseñanza media superior, al nivel de los distintos bachilleratos (liceos clásico y científico) y de los institutos técnicos (su formación profesional) de 5 años de duración; el de magisterio se llama instituto magistral. La obra como se puede comprender va dirigida a una licenciada profesora de enseñanza media superior, que, sin embargo simboliza a todo el profesorado (Pág. 17/18).

La organización del sistema educativo puede diferir, así como la formación requerida a uno de los artífices del mismo, el profesorado, pero en el fondo los problemas que la carta presenta referidos al fracaso escolar se pueden hacer extensivos y aplicables a cualquier sistema así como la evidencia de que los problemas que se observan pueden ser solucionados entre todos y llegar a hacer una escuela buena, amada y querida por todos los partícipes: alumnos, profesores, padres y políticos.

Como sabemos los sistemas educativos en todos los países han cambiado haciéndose eco de las nuevas exigencias sociales y sobre todo para hacer frente a un problema, sino el principal, que se plantea en la educación: el fracaso escolar. El problema puede estar relacionado con tres factores:

- condiciones y capacidades del propio sujeto

- la desigualdad social, y

- la escuela como centro y origen del conflicto.



Estos tres factores son puestos de relieve y analizados por los autores de la carta a lo largo de toda ella.

En su primera parte titulada “La escuela obligatoria no puede hacer repetidores”, hacen referencia a las condiciones de la escuela que rechazan y detestan tanto los chicos de la montaña como los del pueblo en contraposición con su otra escuela, la de Barbiana en la que todos los chicos iban a la escuela con el cura. Desde la mañana temprano hasta por la noche, verano e invierno. Ninguno era “inútil para los estudios” (Pág. 32).

A lo largo de su exposición va desmembrando situaciones que acontecieron en el devenir de los días que pasaron en la escuela, con nuevos programas, con fracasos y repetidores, con sistemas de evaluación obsoletos y carentes de toda eficacia e importancia, con programas que no tienen en consideración aquello que rodea al acto educativo en sí y que se realizan a veces con prisas y urgencias con el único objetivo de cumplir con lo estipulado por los legisladores, sin tener en cuenta si lo realizado sirve para algo. “El inspector no se sale del programa. Y, sin embargo, vosotros y el sabéis que .... no sirve para nada” (Pág. 42).

Vemos como se reflejan en esta parte varios de los factores que influyen en el fracaso escolar. Factores debidos a causa intrínsecas del propio alumnado, porque no decirlo: intelectuales, afectivas, emocionales, comportamentales. “De las niñas del pueblo no vino ni una....Los hombres no le piden que sea inteligente” “ Sandro... Los maestros le habían tomado por tonto...” (Pág. 36).

Factores debidos a causas extrínsecas, situación ambiental: familia, escuela y sociedad. Ya dije al principio que la carta trata de inducir a los padres a que se organicen. La familia es uno de los pilares en los que se basa el acto educativo y la situación familiar estimando o desestimando la actuación escolar se reflejara en el rendimiento de los alumnos. “Pero mientras tengáis la sartén por el mango, los padres estarán callados. Entonces, o quitaros de la mano la sartén u organizar a los padres” (Pág. 44).

La condición social es otro punto clave. Si de por sí hay diferencias de clases , los alumnos que pertenezcan a cada una de ellas son diferentes. Cuanto mas baja es la clase social, el niño se ve rodeado de menos estímulos que le induzcan al aprovechamiento y así se puede ver trabajando en el bosque o en la fabrica al primer fallo. No hay mayor injusticia que trata con igualdad a los que son desiguales. La escuela única igual para todos es un eslogan demagógico. Necesitan una escuela mejor los menos afortunados. “Todos los ciudadanos son iguales,....” (Pág. 38)

La escuela puede ser la causa originaria del problema. Los profesores por un lado y la escuela como institución por otro. Es evidente que se necesitan elementos para que se desarrollen todas las posibilidades. Pero si son los alumnos los que han de adaptarse a la institución y a sus medios lo mas probables es que algunos de ellos se queden fuera. “La escuela no tiene mas que un problema. Los chicos que pierde” (Pág. 50). El profesor debe establecer una conexión con sus alumnos, debe conocer y comprender la realidad de la escuela, vivenciar el mundo del alumno y su familia, su ambiente y sus necesidades. Debe acomodar los contenidos a los alumnos a los que van destinados, teniendo en cuenta la existencia de desigualdades. No se puede exigir mas de lo que se puede obtener. No se deben perder los alumnos por el camino. “... los únicos incapaces para la escuela sois vosotros que los perdéis y no volvéis a buscarlos” (Pág. 51).

No a los exámenes. Exámenes que solo sirven para generar repetidores y repetidores camino del fracaso. Si son necesarios se deben realizar pero al menos que sean leales, que la escuela sirva para la vida en todas sus facetas.

Como conclusión proponen tres reformas para que la igualdad no sea solo un sueño:

- No hacer repetidores.

- A los que parecen tontos darles clase a tiempo pleno

- A los vagos basta con darles una motivación.

En su segunda parte que titulan: “En magisterio podéis suspender, pero...”, hacen una comparación de los exámenes escolares con la salida al extranjero. “Solo que es examen y clase al tiempo. Se mide la cultura al compás de la vida” (Pág. 103). Los alumnos de la escuela de Barbiana triunfan por donde van. “Nuestra cultura chuta en todas partes donde hay vida verdadera. En el instituto magistral no sirve” “o nosotros o vosotros. Alguno esta fuera de tiesto” (Pág. 105) .

En esta parte reflexionan sobre la segunda parte del problema, la de los alumnos que han superado todas las trabas y que tras la selección han conseguido pertenecer a un grupito refinado. “Pierino es afortunado porque sabe hablar. Desgraciado porque habla demasiado” (Pág. 107). Alumnos que al final no saben donde van ni que elegir, que no tienen claro cual es su preferencia y son capaces de enrolarse en el estudio de cualquier cosa con tal de entrar en el sistema establecido.

Se evalúa la necesidad de que los maestros tengan la intención de serlo, la vocación de enseñar, de inmiscuirse en el acto educativo por propia voluntad, de dar a los chicos todo aquello en lo que cree. “El maestro da al chico todo lo que cree, ama y espera. El chico mientras crece le añade algo y así la humanidad avanza”.

Algunos alumnos de Barbiana quieren ser maestros, porque les gusta enseñar, porque quieren corregir todo lo malo que han vivido, porque saben que hay solución a la situación en la que se encuentra la enseñanza. “Se oye lamentar que hay demasiados maestros de primaria. No es verdad. Lo que sucede es que ese puesto de trabajo atrae a muchos que no tienen ningún interés por ser maestros” (Pág. 113). Muchos de los puestos de trabajo los ocupan gente que no siente el interés por ser “maestro”, licenciados que critican la escuela y dicen que esta enferma. “Se olvidan de que son un producto suyo” (Pág. 113).

Critican las materias objeto de enseñanza, han de ser materias vivas que sirvan en todas las facetas, pero no las critican como tales materias sino en la forma de pedir los contenidos que se han de dominar a lo largo de los diferentes cursos. Entienden que es mas importante el ejercicio de aprender a enseñar esas materias que la cantidad de contenidos que se deben de tener con respecto a las mimas.

Como colofón a toda la critica que realizan, les queda la satisfacción de que uno de sus miembros esta preparándose para ser maestro. Ha suspendido pero tiene un interés de venganza para mejorar las cosas en la escuela.”No puedo repetir los cursos y no pienso llevar leña a cuestas.........Demasiada satisfacción para vosotros” “Pero no me rindo. Seré maestro y haré escuela mejor que vosotros”. “La segunda venganza es esta carta” (Pág. 132).

En la tercera parte titulada “documentación”, incluyen una serie de tablas estadísticas que aunque no son necesarias para la compresión del texto si que servirán para profundizar en la comprensión del mismo y de las cifras que se mencionan a lo largo de toda la carta.

La magia de esta carta no esta en sus criticas a la escuela mala, sino en la evidencia de que es posible una escuela buena, una escuela que no espera a mañana, atrevida, con ganas de vivir el día a día, metiendo a diario la actualidad en la clase (leer periódicos en clase) y la palabra en todas sus formas, sin fronteras con la vida, estableciendo una relación de comunicación y dialogo y acomodándose a los alumnos a los que ha de servir.


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