jueves, 1 de mayo de 2014

HISTORIA DEL PRIMERO DE MAYO. Los jóvenes deben saber...

Concentración frente a McCormick, Chicago 1 de mayo 1886

Corría el año de 1877 y las huelgas de los ferroviarios, las reuniones y las grandes movilizaciones en Estados Unidos eran reprimidas a balazos, golpes y prisión. Estas mismas tácticas represivas y la necesidad imperiosa por la defensa y la asociación para buscar mejoras en las condiciones de trabajo que en ese tiempo eran de semiesclavitud dieron pie a la gestación de un movimiento de resistencia y lucha de trabajadores que algunos años mas tarde daría sus frutos.

En 1880 quedó conformada la federación de organizaciones de sindicatos y trade unions (Federation of Organized Trades and Labor Unions), y en 1884 se aprobó una resolución para establecer a partir del primero de mayo de 1886, mediante la Huelga General en todo EEUU, las ocho horas de trabajo. Esto despertó un interés y un apoyo generalizado, ya que por aquella época el horario de trabajo obligatorio era de 10, 12 o 14 horas diarias normalmente. De estas jornadas tampoco estaban excluidos los miles de niños, ni por supuesto las mujeres a quienes se les pagaban salarios inferiores, sin mencionar que de por sí los salarios eran muy bajos y las condiciones de trabajo insalubres. La efervescencia fue tal en todo EEUU que el asociacionismo obrero creción de manera muy significativa. Por ejemplo, el número de miembros de los Caballeros del Trabajo subió de 100.000 en el verano de 1885 a 700.000 al año siguiente.


En 1885 volaba de mano en mano entre los trabajadores de EEUU una octavilla que decía: Un día de rebelión, no de descanso! (...) Un día en que con tremenda fuerza la unidad del ejército de los trabajadores se moviliza contra los que hoy dominan el destino de los pueblos de toda nación. Un día de protesta contra la opresión y la tiranía, contra la ignorancia y la guerra de todo tipo. Un día en que comenzar a disfrutar ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso, ocho horas para lo que nos dé la gana".

La víspera del Primer de Mayo, el periódico anarquista Arbeiter Zaitung, dirigido por el obrer o August Spies publicó los isuientes comentarios que muestran el tono de confrontación que imperaba: ¡Adelante con valor! El Conflicto ha comenzado. Un ejército de trabajadores asalariados está desocupado. El capitalismo esconde sus garras de tigre detrás de las murallas del orden. Obreros, que vuestra consigna sea: ¡No al compromiso! ¡Cobardes a la retaguardia! ¡Hombres al frente


El 1º de Mayo de 1886 la paralización de los centros de trabajo se generalizó. La huelga paralizó cerca de 12.000 fábricas a través de los EEUU. En Detroit, 11.000 trabajadores marcharon en un desfile de ocho horas. En Nueva York, una marcha con antorchas de 25.000 obreros pasó como torrente de Broadway a Union Square; 40.000 hicieron huelga. En Cincinnati un batallón obrero con 400 rifles Springfield encabezó el desfile. En Louisville, Kentucky, más de 6000 trabajadores, negros y blancos, marcharon por el Parque Nacional violando deliberadamente el edicto que prohibía la entrada de gente de color. En Chicago que era el baluarte de la huelga, paró casi completamente la ciudad. 30.000 obreros hicieron huelga, aunque empresas como en la fábrica de materiales de Mc Cormick y alguna otra se dieron a la tarea de contratar esquiroles. El día 2 se realizó un mitin de los obreros despedidos de Mc Cormick para protestar por los 1.200 despidos y los brutales atropellos policiales. Mientras Spies dirigía su discurso a un grupo de 6000 a 7000 trabajadores, unos cuantos centenares fueron a recriminar su actitud a los esquiroles que en ese momento salían de la planta. Rápidamente llegó la policía, cuya acción dejó seis muertos y gran cantidad de heridos. La indignación ganó los corazones de los trabajadores movilizados. El 3 de mayo, el crecimiento de la huelga era "alarmante". En el movimiento participaban más de 340.000 trabajadores por todo el país, 190.000 de ellos en huelga. Solo en Chicago, 80.000 hacían huelga.


 

Mitin obrero en Haymarket y explosión de la bomba.
4 de mayo 1886.
 
En las salas de reunión de los proletarios rugían intensos debates; debatían cómo seguir respondiendo. Importantes facciones querían una insurrección. Se convocó una reunión popular en la plaza Haymarket para la noche del 4 de mayo. Preocupados por la posibilidad de una emboscada, los organizadores escogieron un lugar abierto y grande con muchas rutas de escape. Después de una reñida disputa retiran su llamamiento a un mitin armado y en su lugar convocan un mitin con el mayor número de asistentes posible. El 4 de mayo, todo Chicago está en huelga.

Por la mañana la policía atacó una columna de 3000 huelguistas. Por toda la ciudad se formaron grupos de trabajadores. Al atardecer, Haymarket era una de las muchas reuniones de protesta, con 3000 participantes. Los discursos siguieron, uno tras otro, desde la parte de atrás de un vagón. Un destacamento de 180 policías fuertemente armados se presentó y un oficial ordenó dispersarse, a pesar de tratarse de un mitin legal y pacífico. Cuando el capitán de policía se volvió para dar las órdenes a sus hombres, una bomba estalló en sus filas. La policía transformó a Haymarket en una zona de fuego indiscriminado, descargando salva tras salva contra la multitud, matando a varios e hiriendo a unos 200. En el barrio reinaba el terror; las farmacias estaban apiñadas de heridos. Siete agentes murieron, como efecto de la bomba y a causa de balas de armas de la propia policía.

La clase dominante usó este incidente como pretexto para desatar su planeada ofensiva en las calles, en los tribunales y en la prensa. Comenzó una caza de brujas en contra, principalmente, de los anarquistas. Se clausuraron los periódicos, se allanaron las casas y locales obreros y los mítines fueron prohibidos a lo largo y ancho de todo el país. Los medios de comunicación se abalanzaron contra todo lo que tuviera signo de revolucionario o subversivo y a los mil vientos lanzaban proclamas a la horca y al patíbulo.



Los mártires de Chicago

El 5 de mayo en Milwaukee, la milicia del Estado respondió con una masacre sangrienta en un mitin de trabajadores; acribillaron a ocho trabajadores polacos y un alemán por violar la ley marcial. En Chicago, se llenaron las cárceles de miles de revolucionarios y huelguistas. Arrestaron a todo el equipo de imprenta del Arbeiter Zeitung y la policía detuvo a 8 anarquistas: George Engel, Samuel Fielden, Adolf Fischer, Louis Lingg, Michael Schwab, Albert Parsons, Oscar Neebe y August Spies. Todos eran miembros de la IWPA (Asociación Internacional del Pueblo Trabajador), asociación de corte -de lo que años después se denominaría como- anarcosindicalista.


El juicio fue totalmente manipulado, en todos los sentidos, siendo mas bien un linchamiento. Se les acusaba de complicidad de asesinato aunque nunca se les pudo probar ninguna participación o relación con el incidente de la bomba ya que la mayoría no estuvo presente y uno de los dos que estuvieron presentes era el orador en el momento que la bomba fue lanzada.


No se siguió el procedimiento normal para la elección del jurado, que acabó siendo formado por hombres de negocios y un pariente de uno de los policías muertos, y en su lugar se nombró un alguacil especial quien se jactó: "estoy manejando este proceso y sé qué debo hacer. Estos tipos van a colgar de una horca con plena seguridad". Tuvieron lugar una infinidad de manipulaciones, amenazas y sobornos para que se dieran testimonios ridículos sobre conspiraciones. El asunto era simple y estaba todo muy claro; el mismo fiscal Grinnel lo dijo: "La ley está en juicio. La anarquía está en juicio. El gran jurado ha escogido y acusado a estos hombres porque fueron los líderes. No son más culpables que los miles que los siguieron. Señores del jurado, condenen a estos hombres, denles un castigo ejemplar, ahórquenlos y salven nuestras instituciones, nuestra sociedad". Todos fueron encontrados culpables y sentenciados a muerte, a excepción de Oscar Neebe, condenado a 15 años de prisión.


La cuestión de quién arrojó la bomba se ha debatido pero jamás se ha resuelto. Parece que fue un tal Rudolf Schnaubelt y que la fabricó Louis Lingg (quien ciertamente defendía a gritos el uso de la dinamita). Una importante pregunta es quien era realmente Schnaubelt, pero no se ha encontrado respuesta. A los condenados los llamaron a hablar antes de sentenciarlos. No mostraron ni arrepentimiento ni remordimiento, era la sociedad la que estaba en juicio, no ellos:


Surgió un gran movimiento en su defensa y se celebraron mítines por todo el mundo: Holanda, Francia, Rusia, Italia, España y por todo Estados Unidos. En Alemania, la reacción de los trabajadores sobre Haymarket perturbó tanto a Bismarck que prohibió toda reunión pública. Al aproximarse el día de la ejecución, cambiaron la sentencia de Samuel Fielden y Michael Schwab a cadena perpetua. Louis Lingg apareció muerto en su celda.


Al mediodía del 11 de noviembre de 1887 los vinieron a buscar para llevarlos a la horca. Los cuatro (Spies, Engel, Parsons y Fischer) compañeros de lucha y de sueños emprendieron el camino entonando La Marsellesa Anarquista en aquel día que después fue sería conocido como el viernes negro.


José Martí, que por aquel entonces era corresponsal en Chicago del periódico La Nación de Buenos Aires, escribió lo siguiente: Salen de sus celdas. Se dan la mano, sonríen. Les leen la sentencia, les sujetan las manos por la espalda con esposas, les ciñen los brazos al cuerpo con una faja de cuero y les ponen una mortaja blanca como la túnica de los catecúmenos cristianos. Abajo está la concurrencia, sentada en hilera de sillas delante del cadalso como en un teatro... Firmeza en el rostro de Fischer, plegaria en el de Spies, orgullo en el del Parsons, Engel hace un chiste a propósito de su capucha, Spies grita: "la voz que vais a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora». Les bajan las capuchas, luego una seña, un ruido, la trampa cede, los cuatro cuerpos caen y se balancean en una danza espantable.

Mucho antes, a finales de mayo de 1886, varios sectores patronales ya habían accedido a otorgar la jornada de ocho horas a varios centenares de miles de obreros.


Más de medio millón de personas asistieron al cortejo fúnebre. Años después, en 1893, Fielden, Schwab y Neebe fueron perdonados y puestos en libertad. Cada 1 de mayo, en muchos países del mundo, los anarquistas de Chicago son recordados como símbolo de dignidad de la clase trabajadora, menos en Estados Unidos. En 1938 se impuso la jornada laboral de 8 horas en todo el país.


Irónicamente, pasado más de un siglo, en los mismos Estados Unidos y en Europa, cuna del movimiento obrero revolucionario, estas conquistas obreras están siendo revertidas por gobiernos y multinacionales sin apenas disparar un solo tiro, y sin tener que llevar a nadie a la horca. Ahora todo es más sutil, los sindicatos subvencionados están a disposición del mejor postor, traicionando los mandatos y olvidando las luchas y el sacrificio personal de miles de trabajadores y trabajadoras y de quienes, desde el aciago 1886, se les conoce como "los mártires de Chicago".

Autor: cnt.es





Recientemente, por un asunto de trabajo, he pasado unos día en la ciudad de Chicago. Chicago es la tercera ciudad más grande de los EEUU, y por extensión de las más grandes del mundo. Es la ciudad del actual presidente Obama. Cuna del blues, del jazz, de novedosas corrientes arquitectónicas. La ciudad del Al Capone, de Michael Jordan... famosa por sus rascacielos que no son más que reflejo de su poder económico, industrial y financiero. Poder que ha hecho mundialmente famosa la escuela económica de Chicago, de cuyas aulas han salido 10 premios nobel de Economía, como Milton Friedman, Miller... Todas esas cosas no cesan de mostrártelas en sus calles, en sus museos en sus guías.

Chicago además es la sede del la bolsa de grano y cereales, donde se fija el precio del 80% de los alimentos del mundo. Sin temor a exagerar, con la especulación de las cosechas, se decide hoy la muerte por hambre de millones de hombres y mujeres a lo largo del planeta. En este último año, los cereales se han encarecido un 44,1 %. Multimillonarias como Gargill han triplicado sus beneficios. "hicimos un buen trabajo, leyendo los mercados y reaccionamos con rapidez" explicó el portavoz de cargill y habeis matadO por hambre a miles de niños en Kenia, Uganda, Somalia, etc, etc... y todavía hay que seguir oyendo en la radio y en la prensa lo de las fuetes sequias en Somalia, los señores de la guerra, y bla, bla bla..


Bolsa de comercio de chicago
Esta economía especulativa ha convertido el mundo en un gran casino, en el que las fichas en forma de contratos son cosechas enteras de habas, caco, trigo, grano, arroz, frijole, y el dinero, en este perverso casino sigue siendo, y quizá más que nunca, LA SANGRE DE LOS POBRES.

Y Chicago fue el lugar de una huelga de trabajadores desarrollada un 1 de mayo de 1886. 4 días más tarde, durante un mitin obrero en el mercado de Haymarket, estalló una bomba que mató a un oficial de policia. La policía abrió fuego sobre la multitud, matando e hiriendo a un número desconocido de obreros. Se declaró el estado de sitio y el toque de queda, y en los días siguientes se detuvo a centenares de obreros. En noviembre de ese año fueron ajusticiados 5 obreros, inmigrantes todos, acusados injustamente de los hechos de Haymarket. ¿Qué pedían esos hombres?: Dignidad en el trabajo, devolver todo el honor al trabajo, y lo concretaron en 8 horas de trabajo, 8 horas de descanso, y 8 horas de formación. Y pedían, además, algo tan sencillo, cómo que no se explotara a los niños. Lo ocurrido en las calles de Chicago contribuyó sin lugar a dudas a cambiar la historia.

Hoy, el primero de mayo se sigue celebrando en prácticamente todos los países de la tierra, por encima de su ideología o religión. En todos... menos en el país que lo vio nacer. El 1º de Mayo no es festivo en los EEUU, y en toda la ciudad de Chicago no existe una conmemoración, una calle, o una placa a estos mártires. Donde estuvo el mercado de Haymarket existe una escultura en recuerdo de los sucesos del 4 de mayo. Hay que irse a unos 30 Km, a visitar el cementerio donde están enterrados los mártires para enterarte de que en aquella ciudad en la que hoy se decide el asesinato de niños por hambre, un día se apostó fuerte por la emancipación de los esclavos.

Depositando una sencilla flor, a modo de íntimo homenaje a aquellos hombres, pensé que así esla Historia del Trabajo, así es la historia de los pobres: LA HISTORIA SILENCIADA. Conocemos los menores detalles de la vida de los prohombres, pero nos cuesta las mayores fatigasdel mundo imaginar la vida y al lucha de los esclavos que levantaron toda la grandeza de la antigüedad, nos cuesta horrores reconstruir la vida de los siervos que labraron la tierra durante milenios, de los obreros industriales sustento de todo el avance científico-técnico, o de los millones de niños esclavos soporte de la actual sociedad de consumo. Hoy los niños esclavos, no cesan de aumentar porque son fundamentales en el perverso modelo económico actual,.. pero sin embargo no existen. Hoy, celebrar el 1º de mayo debería suponer clamar por la dignidad esos millones de niños, principales víctimas de esta economía canalla. Demasiado pedir para estos sindicatos mayoritarios que hace ya decadas prefirieron el camino de la domesticación en forma de concertación. Nuevas realidades laborales habrá que crear que vuelvan a poner como innegociable la dignidad de toda persona, incluidos los niños esclavos, cuyo único trabajo debiera ser, JUGAR Y EDUCARSE.

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