lunes, 3 de noviembre de 2014

'Sansamba', una historia real sobre la vida de los inmigrantes africanos en España


Es el nuevo cómic de Isabel Franc y Susanna Martin

Narra la amistad de Isabel con un inmigrante de Senegal

En estos momentos en que la crisis está reavivando el miedo a los extranjeros son más necesarios que nunca cómics como Sansamba (Norma Editorial), de Isabel Franc y Susanna Martín (Alicia en un mundo real), la historia real de la amistad de Isabel con un inmigrante senegalés(Baala) que nos recuerda la necesidad de ser solidarios con los que necesitan nuestra ayuda, vengan de donde vengan. 

“Baala –nos cuenta Isabel- es un joven senegalés que salió de su pueblo en busca de una vida mejor. Así de simple y así de tópico, pero totalmente real. Y buscar una vida mejor no significa tener televisión, como piensan algunos, sino trabajar para poder enviar cada mes una cantidad de dinero que cubra las necesidades de arroz de toda la familia”.

“Cuando llegó aquí, al principio, iba por las casas pidiendo trabajo y un día llamó a mi puerta –asegura la guionista-. Durante un tiempo fue mi "jardinero senegalés", una joya porque era capaz de hacer cualquier trabajillo en casa y nos divertíamos mucho. Así fue naciendo una amistad de esas que parecen imposibles: él es hombre, negro, musulmán... yo mujer, mayor, blanca, sin filiación religiosa... le ayudé a la hora de conseguir "los papeles" y para agradecérmelo, me invitó a su casa en Sansamba, un pueblo perdido de la Casamance. Conocer a su gente y compartir su cultura ha hecho que tenga una perspectiva vital diferente”.

La historia de una amistad

“Lo que me gusta de la historia –asegura Susanna Martín- es que habla de una amistad, aunque de fondo se critique una situación y unas actitudes. Una amistad, entre dos personas totalmente opuestas, tratada de una forma muy sincera, sin moralina final, sin mensaje “buenrollista”.Es una historia normal y corriente pero que trasciende cualquier diferencia”.

“Baala vino en patera, desde Dakar hasta las Canarias –nos comenta Isabel-. Curiosamente, ahora ya no se oye hablar de pateras, los emigrantes subsaharianos intentan saltar la valla de Melilla ¿alguien se ha preguntado por qué? ¿Tiene algo que ver con las mafias que controlan los movimientos migratorios? En fin, lo dejo ahí porque no es la pregunta. Le abrieron un expediente de expulsión y lo enviaron a Tarragona (no me preguntes por qué ya que nunca lo he entendido) y cuando consiguió un contacto aquí, Cruz Roja le pagó el billete de tren, le dio 35 euros y lo envió a Mataró. Al principio, trabajó en la recogida de piñas clandestina y buscaba trabajo tanto en las casas como en el campo”.

Afortunadamente encontró la ayuda de Isabel y otros vecinos que le daban trabajos eventuales. La guionista incluso le ayudó a conseguir los papeles. “Es un periplo burocrático entre lo kafkiano y la parodia –asegura Isabel-. Para conseguir el premiso de residencia han de justificar que llevan tres años aquí y demostrar su nivel de arraigo, por ejemplo, en Cataluña se exige un certificado de catalán, hacen un curso gratuito y ya tienen el comprobante aunque apenas hablen alguna de las dos lenguas oficiales. Pero eso solo es anecdótico, lo preocupante es que les vendan contratos de trabajo falsos por cantidades exageradas de dinero”.

Como agradecimiento por su ayuda, Baala invitó a Isabel a su pueblo, Sansamba, que es tan pequeño que ni siquiera aparece en Google Maps. “Decidí acompañarle porque es mi amigo y quería conocer a su familia; y también por pura temeridad. Las condiciones allí son durillas: hay agua, pero solo por las mañanas, hospital y escuela bajo mínimos, había luz una noche si y una no, pero ahora ya no hay porque se acabó el combustible para la central eléctrica, los años de sequía hay poco que comer... pero hay también una gran generosidad, cuando voy, a pesar de la falta de comodidades, me siento en familia, protegida, acogida, mimada… como en casa, vamos, y eso que soy la princesita del guisante”.

Una relación que se ha convertido en una amistad sincera: “De alguna manera, formo parte de su familia -asegura Isabel-, soy la "yaya tubabo", es decir, la abuela blanca de su hijo. El niño y la madre están todavía en Senegal, pero Baala está haciendo los trámites para traerlos por reagrupación familiar. Yo estoy deseando que venga el crío y ejercer de "yaya tubabo", se me cae la baba con él”.

Una historia de denuncia

Además de una emocionante historia de amistad, Sansamba también es una historia de denuncia de las condiciones de vida de los inmigrantes en España y del actual recelo de una parte de la sociedad frente a los extranjeros. “Puede que la crisis lo haya agravado, pero el mayor amigo del recelo es el desconocimiento –afirma Isabel. Los prejuicios se basan en suposiciones. Los agricultores del Maresme prefieren contratar africanos porque son buenos trabajadores, hacen jornadas de sol a sol y no se quejan. Ni con la crisis los trabajadores de aquí aceptarían esas condiciones, al menos, reivindicarían sus derechos. Eso hace que exista una nueva generación de negreros y, por lo tanto, una nueva clase de esclavos, menos evidente, más sutil... y de un esclavo siempre se ha recelado, ¡podría exigir su libertad!

La dibujante, Susanna Martín, añade que: “Lo que me mueve de las historias con denuncia o cuando me llegan encargos de cómic con temáticas más sociales es que despierte mentes, que te sacudan, pero no para que seas solidario o te embarques en ONGs (me da miedo frivolizar y el cooperativismo es un tema complejo) sino para que te hagan salir un rato de tu realidad, te sitúe fuera y valores lo que tienes. Y no precisamente para que te conformes con eso que tienes sino para defenderlo y luchar por ello”.


“Esa es la mejor manera de ayudar para mí, tomando conciencia –continua Susanna-. Si partes de ti y cambias desde ti las cosas de tu alrededor provocarás un pequeño giro de tuerca que probablemente creará otro pequeño cambio en otra persona que se enlazará con otra persona y así, hasta tejer una red en movimiento que hará que cambie el sistema”.


Un diario de viaje ilustrado

Susanna ha dibujado la parte del cómic que narra el viaje de Isabel a Sansamba como un diario de viaje. “Isabel tenía la idea de que en una parte del viaje iba a tener mucha más importancia la narración escrita que la dibujada, usando un registro de diario personal o apuntes de viaje. Pensamos que como cómic no funcionaría igual. Le comenté la idea de hacer un cuaderno de viaje y le mostré ejemplos como Enrique Flores o Benjamin Flao. Le gustó la idea y tanto ella como el editor me dejaron que hiciera y montara las ilustraciones como yo quisiera. Unas 70 en total”.

“Los cuadernos de viaje siempre me han fascinado –continúa la dibujante-, llevo años leyendo, y yo también acostumbro a llevar cuadernos cuando viajo. El cómic Sonrisas de Bombay (Norma Editorial) ya lo medio planteé de esta forma, fijándome en Guy Delisle. El año pasado además, participé en la exposición colectiva “Cuadernos de viaje” del Salón del Cómic de Barcelona y allí flipé con obras originales de autores y autoras como Gallardo, Sagar Forniés, Zapico, Antonia Santolaya…”.+

“En cada trabajo que realizo intento siempre superar el anterior –afirma Susanna-. Registros que usé en el cómic Sonrisas de Bombay aquí los he intentado mejorar. El principal problema ha sido el no haber viajado allí y no conocer nada de la cultura senegalesa. A pesar del gran número de fotos que me pasó Isabel de su viaje, los ojos eran otros; yo necesitaba detalles cotidianos como los tipos de envase, los gestos, el olor y los colores, los sonidos de la calle…”.

Isabel ha prometido llevar el cómic a Sansamba, para que sus habitantes puedan verlo. “Me hace mucha ilusión pero también siento respeto –comenta Susanna-. Yo no pude viajar a Senegal pero he intentado ser lo más rigurosa en documentación y al plasmar sus personajes y su cultura espero no ofender a nadie del pueblo. Como cuenta Isabel, en Sansamba muchas personas no saben leer ni en francés, solo hablan mandinga, así que me gustaría que al menos a través de los dibujos les llegue el sentimiento que hay de fondo y se sientan orgullosas y felices”.




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