lunes, 13 de abril de 2015

¿Cooperas o colaboras en tu aula?



Cooperar no es lo mismo que colaborar, aunque estos dos términos se han utilizado frecuentemente como sinónimos en el campo educativo.

Cooperar según el diccionario de la RAE (2001) es “obrar conjuntamente con otro u otros para un mismo fin”; colaborar, en cambio se define como “trabajar con otra u otras personas en la realización de una obra y “contribuir, ayudar con otros al logro de un fin”.






En la cooperación, todas las personas han asumido el mismo objetivo, lo han hecho suyo; en la colaboración no es necesario que todos los que colaboran tengan los mismos objetivos. El nivel de compromiso colectivo en la cooperación es mucho más fuerte que en la colaboración. La cooperación implica la ayuda mutua desinteresada; mientras que el vínculo de la colaboración está sustentado, únicamente, en un interés puntual compartido por las partes.



COOPERACIÓN
COLABORACIÓN
Objetivo común
El objetivo o fin es el mismo para todas las personas que participan
Objetivo diferente o “externo”.
El objetivo o fin no tiene que ser compartido por todas las personas que participan pudiendo haber diferentes objetivos basados en los diferentes tipos de tareas.
Aceptación libre del objetivo común
El objetivo es libremente aceptado a nivel interno por todo el grupo, aunque pueda ser sugerido desde el exterior por un apersona o una entidad.
Objetivo impuesto
El objetivo está normalmente impuesto desde el exterior por una persona o entidad ajena al grupo (generalmente superior en jerarquía)
Máxima implicación
Todas las personas implicadas participan en la consecución del fin.
Implicación parcial
Las personas implicadas participan en tareas parciales para llevar a cabo un trabajo de grupo o de equipo.
Tiempo indefinido
Tiende a establecerse o a planificarse a largo plazo, su horizonte temporal es indefinido.
Tiempo limitado
La participación en la tarea es puntual, su horizonte temporal está definido y tiene una fecha de finalización.
Implicación afectiva
Exige una implicación personal intensa, sobre todo a nivel afectivo, social y emocional.
Implicación formal
El componente personal es menos intenso, ya que la exigencia se centra en la parte más superficial, más formal (modales y maneras)
Lo importante es el objetivo
El elemento aglutinador es el objetivo que hay que conseguir.
Lo importante es la tarea
El elemento aglutinador es la tarea que hay que  llevar a cabo.
Ayuda desinteresada
La ayuda que se presta o se recibe entre los participantes persigue alcanzar el objetivo común y se da indistintamente a todos ellos.
Ayuda interesada
La ayuda que se da va encaminada a finalizar la tarea o la parte de ella que le corresponde a la persona y se da o recibe exclusivamente a las personas que interesan  y en el instante que interesa.
Guillermo Martín Martín y Sandra Peno Otero (2012).


Atendiendo a estas diferencias entre cooperación y colaboración, el aprendizaje cooperativo sería “la metodología educativa que se basa en el trabajo en pequeños grupos, generalmente heterogéneos, en los que los alumnos y alumnas trabajan juntos para lograr su propio aprendizaje pero, y esto es lo verdaderamente importante, también el de sus compañeros.”

El aprendizaje cooperativo es, más que un método, una forma de entender la enseñanza, un enfoque global sobre ella. En este enfoque, las tareas que se programan en el aula contemplan la cooperación como requisito indispensable para realizarlas, sin los compañeros y las compañeras no pueden llevarse a cabo satisfactoriamente.

En el trabajo cooperativo cada miembro del grupo tiene sus tareas y sus responsabilidades bien definidas, pero el asunto clave de esta estrategia es que el éxito del grupo depende de que todos aprendan. La cooperación entre iguales, en estos casos, crea un espacio de interacción altamente beneficioso.





Para conseguir el éxito colectivo en un trabajo grupal cooperativo es preciso un esfuerzo individual previo de cada una de las personas que integran el grupo. Esto permitirá acudir a la actividad cooperativa con un nivel previo de conocimientos que posibilite y favorezca el desarrollo de la tarea común. Sin este esfuerzo individual es difícil alcanzar los objetivos del grupo de forma satisfactoria.

Por otra parte, las actividades planteadas no deben ser de respuesta única, sino que han de permitir llegar a la solución por diferentes vías, empujando al alumnado a hacerse preguntas y a ir construyendo sus propios esquemas cognitivos.

El número óptimo de estudiantes por grupo varía según la tarea que se vaya a realizar. Como se puede observar, la función del profesorado, en los inicios de esta forma de trabajo, ha de tener un carácter más directivo. A lo largo del desarrollo del proyecto, se irá viendo como la autonomía del alumnado y su capacidad para auto-dirigir su trabajo va aumentando y la intervención del docente se hace menos necesaria.

Es un error pensar que el profesorado en esta concepción del trabajo en el aula se convierte en un mero observador, pues, como se ha aclarado ya, éste es un guía y un mediador -indispensable en todo el proceso- que sugiere mejoras y ajusta consignas de trabajo, asegurando así el buen funcionamiento de cada grupo.

Cualquier tarea basada en el aprendizaje cooperativo requiere que el profesorado domine su ansiedad inicial, y tenga paciencia en la preparación y la explicación de las primeras fases, confiando en que sus alumnos van a ser capaces de llevar a cabo la tarea.

Su papel, como guía del proceso, consiste en presentar el tema; ayudar a la formación de los grupos y realizar un seguimiento de su trabajo; preparar el material de trabajo necesario; estar atento a las dificultades que surjan en el desarrollo de la tarea para guiar la actividad y ofrecer la información pertinente en cada momento; evaluar tanto el proceso como el resultado y, lo que es muy importante, estimular la creatividad y la expresión libre de sus alumnos y alumnas.

Escrito por María Jesús García San Martín

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