viernes, 4 de septiembre de 2015

DE VUELTA AL MUNDO VIRTUAL

En dos de mis últimas entradas insinué, a través de interesantes reflexiones sobre las TICs, la importancia de desconectarse de la red virtual. Haciéndolo podemos comprobar nuestra "dependencia" de tantas cosas que hoy nos parecen casi necesarias: estar a la última, contestar al instante algo que puede esperar, estar pendiente de "me gusta", comentarios, tweets, retweets, notificaciones, seguidores, eventos, etiquetados, novedades, innovaciones, ofertas,... Parece claro que se puede vivir sin ellas. Y no se es menos feliz por ello. También parece claro que la red te trata como un "bicho raro" cuando desconectas: NO deja de mandarte avisos previendo la catástrofe que se te viene encima por estar fuera de ella. 

Lo cierto es que notas la cantidad de tiempo y de relaciones, personales, con la naturaleza y con el mundo que te pierdes cuando andas perdido entre sofocones virtuales. Desconectar es altamente recomendable. Por muchas razones que esos mismos artículos que sólo puedes leer si estás conectado, nos planteaban. Y sobre todo para dejar constancia de quién manda sobre uno mismo. Y quién decide qué, cuándo, dónde y cómo. El por qué ya te lo estoy contando. 

Aprender a convivir, a pensar y a sentir, a amar y a odiar lo que es odiable...no requieren más que el ejercicio de vivir, con la plenitud de los sentidos y de nuestra conciencia, o con la debilidad e incluso su incapacidad para hacerlo. Sentir los límites, anotar las deudas de gratitud, comprometerse con tu conciencia, luchar por transformar lo aborrecible más que conexión requiere conciencia crítica, angustia y pasión, confianza y pasión, esperanza y humildad...relaciones humanas, de las buenas, de las que todos tenemos a nuestra disposición en cuanto DESCONECTAMOS. 

Ahora volvemos. Sólo porque sigo pensando que esto me ayuda a pensar; a estar al tanto de las necesidades que me impuesto atender en educación y fuera de ella: las de los más débiles y excluidos; a colaborar con los demás en esta tarea. Y si no sirviera para eso, mejor estar fuera. 

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