miércoles, 17 de febrero de 2016

Algunas ideas para trabajar la vocación profesional en los alumnos


Vocación, talento. Todos nacemos para algo. Todos hemos venido a este mundo con el propósito de llevar a cabo alguna misión. Todos llevamos dentro una vocación capaz de inspirar a otros. Pero, ¿cuál el es problema? Que muchas personas aún hoy no se han molestado en encontrar su verdadera vocación. Y no lo han hecho porque no saben cómo buscarla o porque nadie les ha enseñado.

Este artículo, extraído del blog de JUSTIFICA TU RESPUESTA tiene la finalidad de darte a conocer algunas pautas sobre cómo enseñar a tus alumnos a que sean ellos mismos los que descubran su verdadera vocación profesional, a que descubran para qué han nacido, a que descubran cuál es su misión en este mundo, a que aprendan a vivir en su Elemento.





Los 3 aspectos claves para descubrir la vocación profesional de tus alumnos.

1. Lo que les hace sentir bien. Este primer apartado está íntimamente ligado a las aficiones y los sentimientos que posibilitan que tus alumnos se sientan bien. A partir de esta premisa, de lo que se trata es de formular a tus alumnos preguntas como:
  • ¿Qué es lo que más te gusta hacer?
  • ¿De qué sueles hablar con tus amigos y conocidos con mayor frecuencia?
  • ¿Qué te gusta leer?
  • ¿Qué te interesa cuando navegas por internet?
  • ¿Qué tipo de libros o de revistas sueles leer?

Estas preguntas están destinadas a que tus alumnos sean capaces de tomar conciencia plena de lo que les hacer sentir realmente bien.

2. Lo que les apasiona. Este segundo aspecto guarda relación con lamotivación. En el libro Tu futuro es HOY: 40 claves para crear tu destino, Laura Chica nos enseña que las personas poseemos siete tipos distintos de motivación. Son estos:
  • Conocimiento
  • Seguridad
  • Poder
  • Servicio
  • Reconocimiento
  • Reto
  • Afecto

A partir de estos tipos de motivación, puedes plantear a tus alumnos con cuál o cuáles se sienten más identificados en función de su forma de ser y de relacionarse con los demás. Algunas posibles preguntas relacionadas con estos tipos de motivaciones podrían ser:
  • ¿Tienes un interés constante por conocer cosas que te gustan?
  • ¿Te gustaría tener en el futuro un trabajo estable?
  • ¿Te sientes atraído por el poder?
  • ¿Crees que eres bueno ayudando a los demás?
  • ¿Necesitas que lo que haces sea reconocido por otras personas?
  • ¿Eres una persona que se marca retos a corto o medio plazo?
  • ¿Te consideras una persona a la que le gusta transmitir afecto?
3. Lo que se les da bien. Este tercer punto estaría conectado con lashabilidades propias de la personalidad de cada individuo. Aquí de lo que se trata no es de pensar ni en lo que les gusta ni en lo que les apasiona, sino en lo que son buenos siendo quienes son.

El Elemento o vocación que hay dentro de cada uno de tus alumnos.

Ken Robinson defiende la idea de que el Elemento o vocación radica en encontrar el equilibrio entre las aptitudes naturales y laspreferencias personales. 
¿Qué significa esto? Pues que puedes encontrarte con alumnos con una clara inclinación hacia algo en particular y otros con intereses y habilidades múltiples.

Enseñar a tus alumnos a ser capaces de unir lo que hacen bien con lo que les gusta es la clave para dar con el verdadero talento, para dar con la verdadera vocación. Entonces, ¿en qué consiste estar en tu Elemento?

Consiste en conseguir algo natural para lo que tienes aptitudes

Para que tus alumnos estén en su Elemento necesitan:
  • Capacidad: Facilidad natural para hacer una cosa.
  • Vocación: Pasión por hacer una cosa.

Pero además es imprescindible que haya:
  • Actitud: Perspectiva personal que uno tiene de sí mismo (carácter, autoestima, autoconcepto…)
  • Oportunidad: Rodearse de personas que compartan tus mismos intereses y aficiones.
¿Qué papel juega el docente en el descubrimiento de la vocación de sus alumnos?

Enseñar a tus alumnos en qué son realmente buenos, qué es lo que realmente les apasiona puede convertirse en algo apasionante de tu profesión. Como docente puedes convertirte en la persona capaz de sacar lo mejor que hay en cada uno de tus alumnos. Y para ello se hace imprescindible ser capaz de:
  • Reconocer. Reconocer el interés, la habilidad o la fascinación, por poner algunos ejemplos, es una manera fantástica de ayudar a tus alumnos a que descubran cuál es su verdadera vocación, cuál es su Elemento. Ese reconocimiento es lo que hace desarrollar y mejorar las habilidades y aumentar la motivación.
  • Estimular. Estimular consiste en hacer creer a tus alumnos aquello que ellos creen como imposible o inalcanzable. Porque el estímulo consiste precisamente en recordar y acentuar cada una de las habilidades que posee cada alumno en particular.
  • Facilitar. Como docente no eres exclusivamente un facilitador del conocimiento, sino también un facilitador de buenos consejos y técnicas que ayuden a crecer dentro de cada alumno la vocación que llevan dentro. Facilitar no es más que sacar a la luz el enorme potencial que cada alumno esconde en su interior.
El tiempo como enemigo para descubrir la vocación de tus alumnos. A modo de conclusión.
Los que me leéis con asiduidad seguramente conoceréis uno de los lemas que viene acompañándome de un tiempo a esta parte. El lema es el siguiente:

La educación es tiempo

Pero, ¿qué significa esta afirmación? Cada vez tengo más claro que hay que diferenciar entre dos tipos de educación:
La educación del hacer.
La educación del ser.

La escuela del hacer.

Lamentablemente, la escuela tradicional se ha centrado principalmente en lo que he denominado la escuela de hacer o, lo que es lo mismo, la escuela de la productividad, la escuela del currículum, la escuela del estar siempre ocupado, la escuela del conocimiento, la escuela de los resultados, la escuela del tiempo que no pasa.

¿Y por qué se da tanta importancia a lo que denomino la escuela de hacer? Para mí la respuesta es muy sencilla:

Porque es un tipo de educación cuantificable

Dentro de la escuela del hacer, ¿creéis que hay margen para trabajar la vocación y el talento? Para mí la respuesta es un NO rotundo.

Hacia una escuela del ser.

En la educación del ser, el tiempo no se mide en términos de productividad y de resultados. La escuela del ser es aquella que se centra en la persona y su proceso.

En esta escuela del ser el tiempo es otro, es un tiempo centrado en la creatividad, en la imaginación, en la escucha activa, en las emociones. En definitiva, la escuela de ser es la escuela del tiempo que pasa volando.

Y en ese tiempo que pasa volando es donde debemos ser capaces de enseñar a nuestros alumnos cuál es su verdadera vocación, cuál es su verdadero talento, para qué han nacido, cómo pueden hacer de este mundo un mundo mejor.

Sólo transformando el tiempo en el aula, sólo transformando la escuela del hacer por la escuela del ser podremos tener tiempo para otra educación, esa educación que pasa volando. Y para este reto vuelvo a contar una vez más contigo.

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