En el artículo La creatividad se puede aprender, Gisel Martínez Ortíz, dentro de la página INED21, citó a modo de ejemplo, tres técnicas que permiten entrenar la creatividad. Hoy nos va a hablar más ampliamente de uno de los recursos que mencionó, el binomio fantástico, y nos va a hablar, además, de otras técnicas de su creador, Gianni Rodari.
Italiano, pedagogo, periodista y sobretodo escritor. Pasará a la historia por sus obras de literatura infantil y juvenil y por sus técnicas de escritura creativa. Algunos de sus libros más famosos son:
- Fábulas por teléfono (1962)
- El libro de los errores (1964)
- Cuentos escritos a máquina (1973)
- Gramática de la fantasía (1973)
Éste último libro citado recoge sus técnicas de narración en uso con escolares en base a sus propias experiencias pedagógicas.
Paso a hablar de algunas de ellas a continuación:
BINOMIO FANTÁSTICO
Dice Rodari que no basta un polo eléctrico para provocar una chispa, en realidad hacen falta dos. Una palabra sola reacciona solamente cuando encuentra una segunda que la provoca y la obliga a salir de su camino habitual. La saca de la monotonía ayudándola a descubrir nuevas oportunidades de significado.
Para elegir un binomio fantástico lo mejor es usar el azar. Aunque es necesaria una cierta distancia entre las dos palabras, que una sea suficientemente extraña a la otra para que la imaginación se ponga en movimiento. Por ejemplo: armario y perro. Un armario por sí solo no suele hacer reír ni llorar, pero formando pareja con un perro puede generar situaciones insólitas:
“El armario del perro me parece más bien una idea para arquitectos, diseñadores o decoradores de lujo. Es un armario especialmente ideado para contener la mantita del perro, los diferentes bozales y correas, las pantuflas anti-hielo, la capa de borlitas, los huesos de goma, muñecos en forma de gato, la guía de la ciudad (para ir a buscar la leche, el periódico y los cigarrillos a su dueño)”.
La saca de la monotonía ayudándola a descubrirnuevas oportunidades designificado
QUE OCURRIRÍA SI…
Esta técnica consiste en hacernos preguntas para contar historias. A modo de ejemplo: ¿qué pasaría si un cocodrilo llamase a vuestra puerta para pediros un poquito de romero? Empezad a pensar…
Para formular una pregunta, es necesario elegir al azar un sujeto y un predicado. Por ejemplo, con el sujeto “ríos” y el predicado “volar” podría salir: ¿qué ocurriría si todos los ríos se echasen a volar?
¿Qué ocurriría si todos los ríos se echasen a volar?
CONFUNDIR CUENTOS
Vamos a confundir los cuentos
No hay mejor modo de explicar esta técnica que transcribir el principio del capítulo dedicado a la misma del libro de Rodari:
— Érase una vez una niña que se llamaba Caperucita Amarilla.
— ¡No, Roja!
— Ah, sí, Roja. Bueno, pues su papá la llamaba…
— ¡No, no era su papá, era su mamá!
— Justo. Su mamá la llamaba y le decía: ve a llevarle a la tía…
— ¡A la abuela! Se lo llevaba a la abuela, no a la tía…
Es una técnica muy útil en momentos de bloqueo puesto que permite merodear entre los argumentos de los cuentos populares sin rumbo fijo, lo que puede llevar a bosquejar una idea.
Recurso utilizado por el autor en su clásico Cuentos por teléfono, es especialmente útil para despertar la creatividad de los niños.
LA FÁBULA AL REVÉS
Rodari hacía mucho uso del recurso de equivocar los argumentos, a modo de juego. En esta variante las fábulas populares se cuentan al revés consiguiendo una premeditada alteración de valores. Veamos unos ejemplos del libro:
Caperucita Roja es mala y el lobo es bueno.
La Cenicienta es una descarada que desespera a su buena y paciente madrastra y roba los novios a sus diligentes hermanastras.
Mediante la alteración se puede obtener, además de una parodia de la fábula, la situación de partida de un cuento libre de desarrollarse por caminos del todo autónomos.
Es habitual encontrar versiones de esta técnica en el cine de animación infantil.
Fotograma de la película “Érase una vez… un cuento al revés”
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