miércoles, 16 de noviembre de 2016

Pedagogía Sistémica. Bert Hellinger

Resultado de imagen de pedagogía sistémicaEL PARADIGMA SISTÉMICO
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La pedagogía sistémica toma su nombre de la Teoría General de los Sistemas, que demuestra que en todo sistema existe un conjunto de elementos que interactúan entre sí. Cada elemento se puede analizar por separado, pero solo adquiere significado desde una perspectiva global. Y cuando hablamos de educación,
¿Cuáles son los elementos del sistema?
Que el núcleo de la acción docente se ubica en el aula es una realidad incuestionable. Del mismo modo, sabemos que no solo importa lo que sucede entre esas cuatro paredes. En 2010, Bruce Lipton revolucionó el campo de la biología. Descubrió que una célula puede vivir un tiempo sin núcleo, pero muere instantáneamente si pierde su estructura circundante. Quizá también podríamos preguntarnos si la acción docente que no considera la “estructura circundante” del alumnado es útil para la vida.
Una perspectiva sistémica de la educación supone ir más allá del aula, superar el universo de lo tangible para descubrir lo invisible: la constelación de relaciones humanas que rodea a cada una de las personas que forma parte de la clase. El paradigma sistémico considera que en los pupitres no solo está sentado el alumnado…
“Sin descubrir la historia de vínculos familiares que cada persona trae consigo, difícilmente podrá darse una verdadera educación, porque somos producto y reflejo de otros que están sin estar”
RED DE RELACIONES
Dos criminólogos, James Wilson y George Kelling, han desarrollado una curiosa teoría. En su trabajo observaron que si en un edificio hay una ventana rota y no se repara, la gente que pasa por delante piensa que a nadie le importa lo que allí ocurre. Pronto aparecerán más ventanas rotas. Después forzarán la entrada y acabará siendo un foco de problemas. Revisaron las estadísticas y constataron que el índice de delitos se incrementa en todo el barrio…
¡y todo por una ventana rota!
La “teoría de los cristales rotos” pone de manifiesto que las personas están conectadas con su entorno físico. También es aplicable a colegios e institutos. Sin embargo, en esos lugares hay una conexión más fuerte, la que une a las personas entre sí. La calidad del proceso educativo está condicionada por el tipo de relaciones que tienen las personas implicadas.
Conocer estos vínculos y comprender sus implicaciones es uno de los cometidos de la pedagogía sistémica, que nos recuerda que es necesario reparar la ventana para que el aprendizaje no quede condicionado por los cristales rotos.
La pedagogía sistémica se aplica para construir una buena base sobre la que el aprendizaje pueda despegar. Entiende que “sin raíces no se puede tocar el cielo”. Las raíces están hechas de historias personales, de la herencia que cada cual trae y de cómo condiciona el presente. Las raíces van asociadas a los vínculos, que funcionan como nexos entre personas, y cuya materia prima es el AMOR.
Bert Hellinger identifica las “reglas” que determinan la red de vínculos, y que él denomina “los órdenes del amor”. Son los siguientes:
1
Todos los miembros del sistema deben tener una posición de dignidad en el mismo. Su pertenencia al sistema debe ser aceptada. Cualquier forma de exclusión (incluida la autoexclusión) generará tensiones en el sistema.
2
En el sistema se producen intercambios: a veces das, a veces tomas. Esta relación debe ser equilibrada. La existencia de personas que siempre se nutren de los vínculos y que nunca nutren a los demás, o viceversa, pondrán en riesgo la sostenibilidad del sistema.
3
Los sistemas tienen sus propias jerarquías internas: personas que han llegado antes, que tienen más conocimiento, más responsabilidad… Las dinámicas relacionales tendrán que considerarlo.
INTERVENIR EN LA RED
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“La mayoría de los problemas se desarrollan en el amor que nace del vínculo, la mayoría de las soluciones son un desprendernos de personas unidas con nosotros, de su destino, de sus expectativas, de su influencia… La misma agua que nos sostiene y calma la sed, también puede arrastrarnos y ahogarnos”
Bert Hellinger
«REPARAR LA VENTANA»
Conocer y comprender la red de vínculos que se teje en nuestro contexto educativo nos colocará en disposición de intervenir para “reparar la ventana” si fuese necesario. ¿Cómo proceder? Bert Hellinger nos ofrece su particular caja de herramientas sistémica, a la que denomina “órdenes de la ayuda”:

1
Una persona solo puede dar lo que tiene, no más. Del mismo modo, solo debe esperar y tomar lo que necesita.
2
Nadie debe ocupar un lugar que no le corresponde en la red. Por ejemplo, un docente no puede pretender ocupar el espacio de un padre. Hacerlo comportaría un desorden considerable.
3
Cada miembro está condicionado por sus circunstancias (que podrían ser temporales), y su implicación dependerá de lo que estas le permitan. Ir más allá, o esperar más, equivale a generar frustración, expectativas inalcanzables o sentimiento de impotencia.
4
Una intervención en la red no implica necesariamente generar vínculos en el plano personal. Se pueden dar, pero no son el objetivo.
5
La empatía y la asertividad emocional son la base instrumental de cualquier intervención de la red. Poner corazón en la ayuda será la mejor manera abordar los problemas.

Autor: Enrique Sánchez Rivas. En INED21

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