jueves, 5 de enero de 2012

Educando para construir resilencia


Proceso del realismo de la esperanza

Todos poseemos fortalezas en nuestro interior que nos permitirán superar las situaciones adversas en diferentes grados y momentos en que éstas vayan presentándose a lo largo de la vida. A pesar de todo, hay personas que no hacen uso o hacen un uso diferente de esta capacidad, razón que nos explica por qué hay formas diferentes de reaccionar ante las situaciones problemáticas. ¿Como es posible este realismo de la esperanza? A través de un proceso.

> Darse cuenta
Todos recordamos el cuento del patito feo que da lugar al título de un libro de Boris Cyrulnik sobre la resiliencia. El patito es un claro ejemplo de realismo de la esperanza. Primero de todo, el se ve como diferente del resto de la familia, básicamente porqué no es un pato sino un cisne. El patito es consciente de lo que está pasando. Este darse cuenta es el primer paso en el camino que va del realismo hasta la esperanza.

> Proyectar hacia el futuro
Una vez aceptada la realidad, una persona resiliente debe proyectarse hacia el futuro. El patito feo debe proyectarse hacia al futuro y lo consigue cuando se puede mirar al espejo en una familia de cisnes.

Viktor Frankl también fue consciente de su situación cuando estaba interno en el campo de concentración. Frankl explica que una vez que estaba transportando material desfalleció y un guardia nazi se le aproximó. Tuvo el presentimiento que su hora había llegado pero sacó fuerzas de flaqueza y se levantó. El resorte que le aguijoneó a seguir fue su imagen futura de conferenciante explicando al mundo las barbaridades de los campos de exterminio. Encontró un porqué y eso lo mantuvo vivo.


Dani Vidal perdió el brazo izquierdo y parte del derecho cuando era pequeño a causa de una descarga eléctrica. El era consciente de su situación pero tenía un sueño: el de cruzar los 18 kilómetros del estrecho de Gibraltar nadando. El mismo afirma que sólo tenía dos posibilidades, quejarse y amagarse la vida o luchar o hacer lo que quería, esta ha sido su elección. Como él dice «la gente tiene que darse cuenta que la meta está allá donde uno la quiere colocar». Proyectó su futuro y cruzó el estrecho en seis horas y veinte minutos. Vidal es campeón paralímpico de natación.

> Imagen transformadora
Un tercer paso que es necesario tener es esta imagen transformadora. El patito feo se ve como un maravilloso cisne, Frankl se ve impartiendo la conferencia y Vidal se ve llegando al otro extremo del estrecho de Gibraltar, disfrutando de su lucha personal y recibiendo todas las felicitaciones de todas las personas que han creído en él.

> Actuar «como si»
Una vez nos hemos visto alcanzando lo que queremos hemos de actuar «como si». Mahatma Gandhi decía que para llevar a cabo un cambio, lo hemos de encarnar. ¡Y él sabía mucho de ello! Así es como la energía que tenemos se transforma y nos dirige hacia aquello que hemos deseado. Es entonces cuando alcanzamos la esperanza. Ya nos hemos metamorfoseado y hemos creado algo nuevo. Entonces, volvemos a la vida como un cisne bello. La magia, un vez más, ha hecho acto de presencia.
El realismo de la esperanza nos recuerda que el trabajo nos concierne a todos y cada uno de nosotros, hemos de saber enfocar bien nuestras cualidades y potencialidades, hemos de ser conscientes del poder que tenemos para poder tener éxito. Como educadores, como padres podemos apoyar y sostener este proceso

Educando para construir la resiliencia

Las escuelas son ambientes claves porqué las personas desarrollan la capacidad de sobreponerse a las adversidades. Siguiendo la categorización de Grotberg, el profesorado debe proporcionar al alumnado un ambiente estable «yo tengo») que permita el desarrollo de sus fortalezas internas «yo soy») y su capacidad de resolver problemas y establecer relaciones con los otros «yo puedo»).

Las escuelas resilientes, o las entidades educativas resilientes son aquellas que promueven un sentimiento de comunidad y proporcionen al alumnado y al profesorado la sensación de pertenecer a un lugar donde normalmente no existe la intimidación, la delincuencia, la violencia o la alienación. Además, las escuelas resilientes aportan a todos sus estamentos las herramientas necesarias para afrontar, superar, fortalecer e, incluso, adaptarse a partir de acontecimientos adversos.

El profesorado que promueve la resiliencia defiende un modelo que enseña e incentiva al alumnado a mejorar y desarrollar aún más sus capacidades académicas, físicas y sociales. La Rueda de la Resiliencia de la terapeuta clínica Nan Henderson es un diagrama muy ilustrativo que recoge los seis pasos necesarios para promover la resiliencia en las comunidades escolares.
Los pasos 1 al 3 mitigan los factores de riesgo:
- Enriquecer los vínculos, supone fortalecer las conexiones entre las personas presentes en la vida cotidiana de la escuela.
- Fijar límites claros y firmes.
- Enseñar las habilidades para la vida incluye, entre otros, la resolución de conflictos, la cooperación y las habilidades comunicacionales.
Los pasos 4 a 6 tienen que ver con la construcción de la resiliencia:
- Aportar afecto y soporte implica proporcionar el soporte incondicional. En la rueda está sombreado porqué se considera el elemento fundamental.
- Establecer y transmitir expectativas elevadas: se trata de proporcionar una esperanza de futuro factible.
- Dar oportunidades de participación significativa: supone otorgar a todas las personas una alta cuota de responsabilidad con lo que sucede en el centro escolar y dar la posibilidad de participación en las decisiones, la planificación, la resolución de conflictos.

Diarios de la calle es una de las historias resilientes más notables e impresionantes en el ámbito educativo. Y lo es además porque recoge en este libro los hechos reales de los Freedom Writers, «los escritores de la libertad» y su profesora Erin Gruwell. De esta realidad de hace menos de una década en Estados Unidos se ha escrito el libro y también se ha rodado la película que lleva el mismo título: Diarios de la calle.

El aula 203 representa el aula de los adolescentes que han fracasado en el sistema educativo, jóvenes con vidas sacudidas por abusos sexuales, pobreza, exclusión, drogas y con las armas como elemento de compañía.

En un contexto donde las bandas marcan los territorios y sus leyes negros, asiáticos, latinos y blancos amenazados de muerte en al calle se encuentran conviviendo en una misma aula.
En este contexto llega la recién licenciada maestra Erin Gruwell al Instituto Wilson y a su aula 203. Erin Gruwell es el claro reflejo de una auténtica educadora que cree en el potencial de sus estudiantes, escuchándoles y descubriendo que a través de la escritura podrán expresar todas sus vidas y les proporcionará la lectura y la escritura de sus propios diarios puentes de unión de los unos con los otros. A través de la lectura de diversos libros pero especialmente los diarios de Ana Frank y Zlata Filipovic descubren los estudiantes del aula 203 lo que significó el Holocausto y comprenden la fuerza de la discriminación, de las bandas y de las «guerras» entre iguales.

Mediante la lectura, la escritura, aprenden a ir superando su situación personal, familiar y consiguen con su empeño traer a la aula no sólo a Zlata sino a personas que sobrevivieron al Holocausto. La energía de Erin Gruell trasciende el aula 203 y el instituto Wilson, consigue fundar la Freedom Writers foundation, organización no lucrativa basada en métodos de los escritores de la libertad. Los escritores de la libertad representan la rebelión del bolígrafo, se han convertido en embajadores de la tolerancia, llegando a la universidad cuando nadie antes creía en ellos ni ellos mismos. Ahora enseñan a otros adolescentes que hay otros caminos que la violencia. La lectura del libro es la lectura de los fragmentos de sus diarios tanto los de la educadora como los de los escritores de la libertad. Una lectura llena de intimidad y que invita a reflexionar sobre los modelos educativos, las bandas, y la sociedad. Es un auténtico canto a la esperanza.

Para concluir, quisiera compartir la esencia de un texto citado por Mar Romera en la conferencia «De corazón a corazón» que recoge la esencia de este texto: «Un reportero le preguntó a un agricultor si podía divulgar el secreto de su maíz, que ganaba el concurso al mejor producto, año tras año. El agricultor confesó que se debía a que compartía su semilla con los vecinos. ¿Por qué comparte su mejor semilla de maíz con sus vecinos, si usted también entra al mismo concurso año tras año?, preguntó el reportero. Verá usted, señor, dijo el agricultor. El viento lleva el polen del maíz maduro, de un sembradío a otro. Si mis vecinos cultivaran un maíz de calidad inferior, polinización cruzada degradaría constantemente la calidad del mío. Si voy a sembrar y obtener buen maíz debo ayudar a que mi vecino también lo haga. Lo mismo es con otras situaciones de nuestra vida. Quienes quieran lograr el éxito, deben ayudar a que sus vecinos también tengan éxito .Quienes decidan vivir bien, deben ayudar a que los demás vivan bien, porque el valor de una vida se mide por las vidas que toca. Y quienes optan por ser felices, deben ayudar a que otros encuentren la felicidad, porque el bienestar de cada uno se halla unido al bienestar de todos.»

Anna Forés es Profesora de la Escuelas Universitarias de Trabajo Social
y Educación Social Pere Tarrés. Universidad Ramón Lul.
Revista Misión Joven. No. 377 - 2008

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