jueves, 21 de marzo de 2013

10 estrategias para desarrollar el pensamiento crítico y debatir




En un mundo ideal, el pensamiento crítico de las niñas y los niños sería una parte desarrollada integralmente desde el principio hasta el final de la escolarización, independientemente de la materia; realmente, esto no sucede así. En edutopia nos dan 10 consejos para poder romper con esta situación y desarrollar el pensamiento crítico en las aulas (y fuera de ellas)



1. Preguntas, preguntas, preguntas.
Cuestionar adecuadamente es el núcleo del pensamiento crítico: se fomenta la curiosidad animando al alumnado a hacer preguntas. Integrar un flujo de preguntas durante una parte - importante - del desarrollo de la clase, en gran foro, es una estrategia clave. En Educación Primaria debemos enseñar a las niñas y a los niños a hacer preguntas que conduzcan al conocimiento, aprendizaje, compresión y comunicación, intentando reconducir las preguntas insuficientes o ineficaces en la dirección adecada: haz tú preguntas de ejemplo o plantéales dudas para guiarlos en otra dirección


2. Comience con una pregunta "provocadora", polémica...
Sobre todo en la E.S.O.: plantea una cuestión polémica, llamativa,d desafiante o, por el contrario, plantéala de un modo dogmático y anímales a romperla, clarificar y definit. Por ejemplo: "¿Es la pobreza responsabilidad del individuo o es el resutlado de factores externos?". Dentro de este ejemplo, hay muchos términos oscuros que necesitarían definición, como, por ejemplo,"individuo", "externos", "responsabilidad" y, obviamente, "pobreza". Intentar definirlos será un reto... El debate ya será un desafío.


3. Proporcionar apoyos para la conversación
No dejes de apoyar las intervenciones con guías, tipo "estoy de acuerdo en esto" o "estoy en desacuerdo en esto"; también, "¿puedes aclarar lo que entiendes por ___?"


4. Modelar nuestras espectativas y/de acuerdo a sus intervenciones
Haz demostraciones y ejemplos sobre cómo entrar en un debate, establecer diferencias, estructurar la intervención, cómo disertar, cómo hacer resúmenes analíticos y, también, cómo guardar las formas y el (mero y puro) civismo, diferenciando las personas de lasideas.


En la E.S.O. y Bachillerato encontraremos dos contenidos conceptuales que son de crucial importancia si queremos desarrollar hasta el punto adecuado el pensamiento crítico y las habilidades de debate del alumnado, en las asignaturas del Departamento de Lengua y Literatura y del Departamento de Filosofía:

5. Controversias constructivas
Los debates suelen formarse porque hay perspectivas diferentes en las aulas y, precisamente, suelen acabar en el caos más absoluto. Algunos/as docentes utilizan métodos como el "abogado del diablo", que consiste en darle una tarjeta en secreto antes del debate con los puntos de vista opuestos respecto a un tema polémico. No te olvides de recordarles que el desacuerdo no puede basarse en opiniones personales o sentimientos, sino que debe apoyarse en datos y en argumentos (y lo olvides tú, claro...)


6. Ayúdales a elegir los contenidos relevantes
Y, en última instancia, en etapas elementales, escógelos tú: ¿Qué temas son relevantes y qué deben conocer para poder iniciar el debate? Saber hacer una buena selección de contenidos te facilitará las cosas realmente


7. Debate socrático
Mira la entrada de Wikipedia donde abordan el Elenchos. El debate socrático supone un verdadero desafío intelectual y el docente queda en un segundo plano, limitándose a la observación y, en todo caso, a la mediación (tus alumnos y alumnas son, como mucho, en el ¿mejor? de los casos, adolescentes)

8. Evaluación
Evaluar el pensamieno crítico es muy complicado e, incluso, según algunas voces, innecesario (suponemos que se refieren a "calificar" y no tanto a "evaluar", pero no olvidemos que son dos cosas diferentes y no deberíamos mezclarlas). Necesitaríamos una ventana a sus procesos de pensamiento, que no tenemos. Los ensayos, los elenchos o los discursos pueden servirnos para observar las habilidades del alumnado y trazar una línea de progreso que, por tanto, nos da más bien una evaluación cualitativa y no tanto cuantitativa. Las metodologías deben ser variadas, así como las actividades: no dejes de programar pequeñas investigaciones y proyectos.


9. Estudiantes evaluándose mutuamente
La verdad es que, dependiendo de los grupos, esto puede no ser nada recomendable; en esos casos, la autoevaluación - de nuevo, dependiendo del alumnado que tengamos - puede ser alternativa a una evaluación mutua, que podría arrojar valoraciones totalmente injustas. Si crees que es viable la evaluación mutua has de dividir en dos grupos la clase: el primer grupo debatirá, el segundo observará y evaluará. Facilítales una rúbrica para tal propósito


10. Un paso atrás
Puede ser difícil para ti soltar las riendas y dejar que los y las estudiantes dispongan de cotas cada vez más altas de libertad; obviamente, no lo podrás (ni lo podrán) hacer de un día para otro, pero la incómoda autonomía también os dará nuevas direcciones de trabajo, más "relevantes" para ambas partes y, por ello, más fáciles de continuar.



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