lunes, 18 de marzo de 2013

Las 4 instantáneas de una comunidad de aprendizaje viva en Uruguay


Las 4 instantáneas de una comunidad de aprendizaje viva


El liceo Jubilar es un experiencia muy joven de comunidad de aprendizaje a la uruguaya en un entorno de afectadas necesidades socioeconómicas. Una apuesta que cumplirá once años en este 2013 y que desde la intuición, ha crecido rápido y en el horizonte de experiencias de comunidades como las propuestas por los centros Kipp en Estados Unidos, www.kipp.org, o el modelo europeo por excelencia para la inclusión de www.comunidadesdeaprendizaje.net.
Nacido a golpe de esfuerzo y protesta para transformar radicalmente su realidad, el jubilar está por llegar a la madurez en una adolescencia temprana y responsablemente creativa, sentando las bases del éxito en el marco pedagógico de las comunidades de aprendizaje; todo esto gracias a la mejora de las dos variables hermanas que cualquier experiencia educativa innovadora debería estimar para mejorar: la calidad de la acción pedagógica, por un lado, y la integración de todos los alumnos en la mejora de sus resultados y proyectos vitales, en el otro. No puede existir innovación y mejora que no sea horizontal y democrática en la inclusión de todos los estudiantes que forman parte de una escuela, de lo contrario, o bien es una experiencia de exclusión interna donde dejamos fracasar a parte de nuestros alumnos, incapaces de hacerles un espacio en la comunidad educativa, o bien es un centro exclusivo, que desde el principio establece criterios de cualquier índole, y en muchas ocasiones encubiertos, ya sean económicos, sociales o curriculares, cerrando las puertas en procesos de selección.

Es por eso que la innovación educativa logra alcanzar su máxima definición cuando el más necesitado de nuestros alumnos mejora su resultados, no solo académicos sino integrales, ellos son la marca de éxito de una experiencia innovadora. Así que en ocasiones, refugiarse en la queja vespertina de la falta de recursos para la mejora de la experiencia pedagógica puede llegar a convertirse en una excusa recurrente contra la inclusión, sobre todo cuando experiencias como la presente demuestran que no se trata tanto del recurso cuantitativo, sino de las decisiones cualitativas y adjetivas que indican la dirección y estrategia en su uso.
En el año 2010, el Centro de Investigaciones en Economía Aplicada de la Universidad de Montevideo inició una investigación en el Jubilar con el objetivo de evaluar su impacto socioeconómico. Pueden consultar el estudio completo enhttp://www.um.edu.uy/docs/working_paper_um_cee_2012_02.pdf. El resultado de la investigación pone de referencia a modelos como éste que ofrecen educación gratuita con métodos y capacidad de gestión propia, lo que se traduce en el repetido -pero desoído- mantra español de la necesidad de una mayor autonomía pedagógica y de gestión para iniciar procesos de innovación con capacidad de generalizarse en el conjunto del sistema. Los datos del jubilar apuntan a un deserción del 0% del año 2005 al 2012, así como un descenso significativo de la repetición, que fue del 16% al 0% del 2005 al 2009. Sin embargo, quizás lo más interesante es que según los datos comparados, el presupuesto del Jubilar estaría en el orden de lo que el estado gasta por un joven en situación de pobreza asistiendo a otro liceo. La pregunta que sin duda, cabe formularse es entonces: ¿qué es lo que ocurre en el jubilar para obtener una mejoría muy significativa de resultados académicos y una vinculación emocional muy positiva con el centro? La respuesta es que se trata de una auténtica comunidad educativa caracterizada en 4 grandes rasgos:
1. La relación con el jubilar se crea en base a la participación de todos los miembros de la comunidad en la medida de sus posibilidades y en cercanía con sus necesidades y la cotidianidad que les rodea. Todos cuentan con un papel, un rol que les une a la comunidad y que de no estar cada uno de ellos ocupándolo, no podría llevarse a cabo. La comprensión del proyecto jubilar se logra gracias a la acción, a la participación. Por eso no se cuenta el proyecto educativo en un folleto que se entrega al principio de curso, sino que se construye de forma participada. Por ejemplo, existen diferentes talleres para todos los padres, desde alfabetización a organización del centro, o apoyo en las labores de limpieza; los ex-alumnos cuentan con un programa de acompañamiento para seguir vinculados en la comunidad y de este modo, la vida diaria del entorno gira alrededor de la comunidad educativa en constante revitalización.
2. Los alumnos son los principales responsables de su proceso de escolarización y aunque se les reciba y despida con un beso, que nadie se engañe, establecen acuerdos personales de aprendizaje con sus profesores creando objetivos de distinta duración en todo el curso. Acuerdos que se firman y crean recorridos y carreras académicas que dibujan proyectos vitales. La responsabilidad del aprendizaje se devuelve al alumno quien adquiere la autonomía de saber cuál es su rol como aprendiz en la comunidad y cómo usar su tiempo en un centro dispuesto en la comunidad a lo largo de todo el día.
3. En esta misma línea, la programación curricular del jubilar se ha hecho siguiendo los estándares de las competencias básicas, buscando una metodología que haga vivo el aprendizaje y los acuerdos que los alumnos se comprometen a alcanzar en su carrera personal; así se intercalan horas de trabajo en clase con trabajo en grupos y estudio personal, en un horario y modelo de agrupación flexible organizado según los acuerdos de aprendizaje de alumnos y profesores, que son la base del tiempo en la comunidad, creando un jubilar nuevo cada año y no obligando a los alumnos a seguir el molde del centro. El liceo se reinventa en virtud de sus protagonistas.
4. El jubilar es un centro abierto, un modelo de comunidad que transpira con su entorno cercano en el espacio y también en el tiempo. La escuela se convierte así en un lugar de encuentro, socialización y aprendizaje donde adquiere características situacionales propias de las plazas y otros hitos centrales del mapa vivencial y geográfico de la zona. En los contenidos curriculares se presentan dilemas y casos de la realidad inmediato y se utilizan horas de acción social y voluntariado dentro del propio barrio, que se convierte en más comunidad del jubilar que propiamente, barrio. Al mismo tiempo, el centro cuenta con diferentes turnos de talleres y escolarización para padres y alumnos, en un horario completo de día, dando la posibilidad de crear un modelo de comunidad expandida donde los alumnos eligen actividades extraescolares ingeniosamente organizadas en relación con contenidos del currículo. Una comunidad en la semilla de un equipo de profesionales educativos variados que han extendido el liceo en el tiempo y en el espacio construyendo un centro de aprendizaje integral más vivo que su propio entorno, plaza de crecimiento en su mapa geográfico y vital y proyecto de escuela21 para el resto del mundo.
Posted by  on Mar 11, 2013 in innovación educativaliceo jubilaruruguay 

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